El BCE advierte de que el rearme de Europa amenaza con incrementar la inflación
El organismo considera que el mayor gasto en defensa podría afectar al control de los precios en la zona euro

La presidenta del BCE, Christine Lagarde. | Europa Press
El BCE advierte de que el proyecto de rearme en Europa supone una amenaza para la inflación, clave para determinar la política monetaria. Por tanto, de cumplirse los temores del organismo, la bajada de tipos podría ser aún menor que la creada por las expectativas actuales a lo largo del ejercicio. Unas previsiones que están siendo menos optimistas que el pasado otoño por la incertidumbre que están generando los aranceles implantados por el presidente Donald Trump en Estados Unidos.
La institución comunitaria señala en su último informe mensual, consultado por THE OBJECTIVE, que «debido a su efecto sobre la demanda agregada, un impulso del gasto en defensa e infraestructuras podría también elevar la inflación». La Comisión Europea pretende aumentar en 800.000 millones el presupuesto hasta 2029, con el fin de militarizarse ante la previsible salida de EEUU de la OTAN. En España esta cifra tiene que ser de al menos unos 25.000 millones adicionales, una partida que ha partido el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez en dos por el rechazo de Sumar.
Pese a esta alerta, el BCE apoya los planes de rearme de Bruselas para el conjunto del Viejo Continente y el programa planteado por el nuevo Ejecutivo alemán. Según la institución que preside Christine Lagarde el aumento del gasto para defensa podría, además de empeorar la inflación, aumentar el crecimiento de la zona euro, una de las variables que más preocupaban en 2024 y que estaban anticipando recortes de tipos intensos para 2025, que ahora están en duda.
En el informe mensual el organismo monetario el BCE hace referencia al plan de rearme anunciado por la CE con un conjunto de cinco propuestas sobre cómo utilizar las palancas financieras con el fin de ayudar a que los países aumenten de manera rápida y significativa los presupuestos para defensa, sin necesidad de que se cumplan a nivel nacional los compromisos de estabilidad fiscal y, por tanto, se activen los procedimientos de déficit excesivo.
La probable subida de la inflación por estas partidas llega en un momento en que los precios están subiendo en nuestro país después de que se hubiera controlado tras los repuntes abruptos de 2022 como consecuencia de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. El IPC de febrero alcanzó en España el 3% debido sobre todo al alza de los productos energéticos.
La tendencia es contraria a la que se está registrando en el resto de Europa. El BCE considera que el proceso de desinflación sigue avanzando, un proceso que podría truncarse por los gastos en defensa. De hecho, el organismo elevó al alza las previsiones en esta materia para el conjunto comunitario. Para 2025 espera que los precios suban un 2,3% en 2025; el 1,9% en 2026 y un 2% en 2027. Pero en esta revisión no se incluyen las posibles consecuencias por los planes de rearme.
El mercado espera que los tipos, en el mejor de los casos, podrían bajar al 2%, desde el 2,5% actual tras el ajuste de hace unas semanas por parte del BCE. El pasado otoño los pronósticos apuntaban a que podrían incluso descender hasta el 1,5%, por lo que el optimismo de los inversores se está moderando.
Ante este cambio de escenario, que podría empeorar si las advertencias del organismo monetario se cumplen, el euríbor -indicador que sirve para fijar el precio de los créditos variables, entre ellos, las hipotecas- ha frenado su desplome. En la actualidad este índice se sitúa en el 2,37%. Pese al freno, los préstamos para la adquisición de pisos seguirán abaratándose. Los tipos también influyen en los intereses de los depósitos que ofrecen los bancos. El sector en su conjunto aceleró la merma en la tasa media que abonan en enero, hasta el 2,09%. La disminución supera el 3% con respecto a diciembre, cuando bajaron un 2,7%.
La banca comenzó a ajustar las tasas en septiembre, cuando hizo el primer gran ajuste, que fue seguido por otro en octubre. Por entonces, el BCE ya había llevado a cabo su giro en la política monetaria, suavizando el precio oficial del dinero, y había anunciado que seguiría en esta senda, algo que ha sucedido pero que podría detenerse si el gasto en defensa impacta en el control de la inflación.