El Gobierno fracasa en su intento de que los ciudadanos compren deuda pública
La inversión de los particulares en letras del Tesoro, bonos y obligaciones del Estado baja un 17% desde el pasado verano

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo. | Europa Press
El Gobierno ha fracasado en su intento de incentivar a los ciudadanos de a pie a comprar deuda del Estado. El Ministerio de Economía aprovechó en 2023 el boom que registraron las letras para lanzar una campaña para que los particulares se lanzaran también a la adquisición de otro tipo de instrumentos, como los bonos y las obligaciones. Además, en otoño de 2024 puso en marcha otra iniciativa similar, coincidiendo con el bicentenario de la institución del Tesoro Público.
Los datos reflejan que los ciudadanos han dado la espalda al Ejecutivo, ya que la inversión baja mes tras mes en todos los activos desde el pasado verano, cuando alcanzó sus máximos. Las cifras oficiales recabadas por THE OBJECTIVE indican que las personas físicas acumulan en su cartera 25.003 millones de euros en letras, bonos y obligaciones. En agosto de 2024, esta cuantía sobrepasaba ligeramente los 30.000 millones. Por tanto, el importe se ha reducido un 17%, aproximadamente.
La mayor parte de esta cuantía que tienen los españoles en deuda pública está depositada en letras del Tesoro, un producto que en 2023 llegó a colapsar los sistemas ante el interés despertado. Entonces se formaron largas colas en las dependencias del Banco de España para su contratación, lo que obligó a revisar los protocolos de actuación y reclamar una cita previa para ordenar las adquisiciones.
En aquel momento, los tipos de interés oficiales y el euríbor estaban subiendo abruptamente y los bancos se negaban a elevar las tasas por los depósitos, lo que permitió que los ciudadanos buscaran mayores rentabilidades por su dinero en la compra de deuda pública.
Sin embargo, la burbuja por las letras pinchó en cuestión de meses y no se extendió ni a los bonos ni a las obligaciones. Las entidades poco a poco fueron mejorando los pagos por las imposiciones tradicionales, aunque lo hicieron a regañadientes tras las quejas del BCE y las amenazas de intervención del Gobierno.
En la actualidad, los particulares atesoran en letras 21.980 millones. El resto es en otros activos de deuda pública. Con ello, son poseedores de apenas el 1,76% de todo la suma de dinero que debe el Estado por sus emisiones para financiarse. Con la fiebre de 2023, el porcentaje llegó a superar el 2%.
La deuda pública alcanza los 1,423 billones de euros. Bajo el Ejecutivo de Pedro Sánchez esta ha crecido en torno a un 55%. En 2017, meses antes de que alcanzara el poder, se situaba en los 918.000 millones. Algunos expertos advierten de los riesgos y reclaman que la cifra vaya bajando paulatinamente para el saneamiento de las cuentas.
Los inversores que más bonos, letras y obligaciones tienen son los extranjeros, que amasan en su poder casi la mitad del total. En concreto, empresas y ciudadanos foráneos tienen invertidos en deuda del Estado español casi 658.500 millones, el 46,2%. Por su parte, el Banco de España –que actúa en representación del BCE–, es el segundo principal tenedor, con un 25% y la banca privada nacional es el tercer grupo con mayor volumen (un 14,4%).
El fracaso del Gobierno en su intento por atraer a la población de a pie se está produciendo en un contexto de bajada de los tipos de interés oficiales, que desde hace un año están en caída por el control de la inflación en la zona euro, lo que provoca que las rentabilidades de la deuda pública sea cada vez más baja. Además, los bancos, aunque ya han realizado sucesivos ajustes en las tasas que pagan por los depósitos, ofrecen una remuneración cercana a la de los bonos, las letras o las obligaciones que emite el Tesoro.
Además, desde hace ya tiempo, hay cada vez más interés por los fondos de inversión, unos productos con los que se consiguen mayores rentabilidades. Los bancos, de hecho, están explotando esta vía para captar negocio y mejorar sus cuentas de resultados, ya que con la venta obtienen importantes comisiones. Una de las claves del aumento de los beneficios que están registrando las entidades de nuestro país es precisamente el crecimiento de sus ingresos que cobran por comercialización. Esta partida incluye también la facturación de otros servicios y los cobros por hipotecas, que están viviendo un boom. La situación de vivienda está empezando a alarmar, ya que en varias comunidades autónomas está avanzando a ritmos superiores al 100%.