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Banca

BBVA y Sabadell llevan al límite su guerra por la opa con riesgo de que acabe en los tribunales

Mala praxis, ocultación de datos o administración desleal, detrás de una posible impugnación de la operación

BBVA y Sabadell llevan al límite su guerra por la opa con riesgo de que acabe en los tribunales

Ilustración de Alejandra Svriz.

BBVA y Sabadell están llevando al límite su guerra por la oferta pública de adquisición de acciones (opa) en la recta final del proceso. Una batalla que podría no solo no terminar ahora, sino acabar en los tribunales. «Existe ese riesgo y cada vez es más elevado», señalan fuentes financieras a THE OBJECTIVE ante los acontecimientos que están produciendo en los últimos días. Añaden además que no solo ambas partes se miran con lupa para intentar encontrar un traspié del que sacar provecho, sino que sus colaboradores y servicios jurídicos están analizando cualquier hecho para poder judicializarlo.

Del resultado de la propuesta de compra, que finaliza el próximo 10 de octubre, dependerá mucho que el conflicto llegue a la Justicia, ya que, según sostienen las mismas fuentes, si es Sabadell el que pierde, existen más posibilidades de que este nuevo episodio tenga lugar. Hay que recordar que la patronal catalana llevó en primavera a la Audiencia Nacional el rechazo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a sus alegaciones contra la operación.

El Sabadell cuenta, además de con asesores, con el apoyo de organizaciones empresariales y de accionistas que están también batallando para que la opa no salga adelante, por lo que todos ellos analizan cada paso que da BBVA para poder combatirlo.

Por el momento la sangre no ha llegado al río judicial, pero en las próximas semanas no es descartable. Tanto uno como otro banco se han denunciado mutuamente ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por malas prácticas. BBVA acusa al Sabadell de poner palos en las ruedas a sus accionistas que quieren secundar la oferta, mientras que el catalán sostiene que el banco no está proporcionando toda la información a sus socios para que tomen una decisión con conocimiento de causa.

De ser muy generalizada, esta mala praxis por parte del Sabadell, BBVA o alguno de sus inversores o asesores podría impugnarse ante la Justicia en el caso de que el resultado de la opa sea desfavorable a sus intereses, ya que habría influido en el mismo. De perder el Sabadell, podría ocurrir lo contrario por ocultación de datos a los particulares que tienen títulos del vallesano.

Asimismo, podría darse la circunstancia de que BBVA no logre el 50% del banco catalán para controlarlo, pero sí alcance el 30%. En este escenario es posible que la entidad vasca renuncie a la condición mínima de aceptación y lance una segunda opa en efectivo y que podría llegar a tener un precio superior. La decisión de esta nueva operación podría tener que adoptarla sin saber dicho precio, ya que sería la CNMV la que lo determinaría en función de la cotización media de los últimos meses, lo que supondría un delito de administración desleal.

Una judicialización de la operación, en principio, no tendría por qué alterar el resultado, salvo que un magistrado adopte medidas cautelares de manera inmediata. Pero podría enredar aún más una transacción que lleva casi año y medio en el tablero de juego.

BBVA presentó un recurso contra la intervención del Gobierno en junio que le obliga a mantener al menos tres años la independencia y la gestión autónoma del Sabadell en caso de que consiga controlarlo. Eso, de facto, impide una fusión de ambas entidades hasta 2028 como mínimo, salvo que este tribunal determine lo contrario antes de esa fecha. Días después, la Comisión Europea abrió un expediente a España por las medidas del Ejecutivo contra la opa que podría terminar en el Tribunal de Justicia comunitario. Estos dos procesos, a diferencia de los que puedan venir a partir de ahora, afectan a la operación, pero no de lleno, ya que solo tienen que ver con la integración.

Aunque la oferta, que BBVA ha mejorado, concluye el viernes, no se espera que se conozca el veredicto hasta una semana después. BBVA confía en que logre su objetivo de superar con creces el 50%, mientras que los directivos del Sabadell creen que fracasará estrepitosamente, a pesar de que su principal inversor individual, el mexicano David Martínez, haya decidido aceptar la propuesta. Este accionista y consejero del banco catalán ha renunciado con ello a ganar 48 millones por la diferencia de los dividendos aprobados por uno y otro banco.

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