Los bancos se desmarcan de BBVA con una ola de fusiones de filiales en España para crecer
No quieren participar en operaciones de concentración, pero optimizan recursos con uniones de divisiones propias

Sucursales de varios bancos. | EP
Los bancos han decidido tomar un camino diferente al de BBVA, que hace año y medio se embarcó en una oferta pública de adquisición (opa) hostil sobre el Sabadell, para crecer y ser más rentable. Las entidades están llevando a cabo una ola de fusiones de filiales en España para optimizar sus recursos y ser más competitivas en un mercado cada vez más complejo.
Ninguno de los grupos financieros quiere oír hablar de compras o integraciones, aunque sean amistosas, con la excepción de Abanca, dispuesto a aprovechar las oportunidades siempre y cuando estas salvaguarden por completo su independencia. El resto está impulsando la unión de divisiones propias con el propósito de ahorrar costes y mejorar su capacidad de captar negocio y clientes.
Este proceso empezó justo después de que BBVA pusiera en marcha la opa hostil sobre el Sabadell, cuyo resultado se espera conocer este viernes. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tiene previsto anunciar la aceptación que ha tenido la oferta en forma de canje de acciones. El banco vasco quiere absorberlo, aunque para ello tendrá que esperar al menos tres años, como consecuencia de las imposiciones del Gobierno.
El proceso de fusiones de filiales continuará, aunque estas puedan ser de menor calado a partir de ahora, señalan fuentes financieras a THE OBJECTIVE, que resaltan que las más importantes podrían haberse materializado ya o haberse anunciado. Esta oleada ha supuesto la desaparición, por ejemplo, de dos entidades: Evo, franquicia de Bankinter, y Cajasur, división de Kutxabank. Ahora, el Santander pretende integrar su unidad de consumo con Openbank, tanto en España como en el resto de mercados europeos.
El primero que dio el paso tras la opa de BBVA fue Bankinter, que decidió unificar el negocio de Evo en su actividad, procediendo a su liquidación. Después fue Kutxabank, que este mes de septiembre ha culminado el proceso de integración de la antigua Cajasur, que se adjudicó en la pasada crisis bancaria.
Entretanto, otros bancos han materializado fusiones de divisiones o filiales más pequeñas que formaban parte de los grupos para dar apoyo y que no operaban con marcas diferenciales. El objetivo no es otro que reducir las cargas, simplificar la operativa y colocarse en una buena posición para incrementar los ingresos, una vez que los tipos de interés se han moderado, y anticiparse a una normalización futura en la comercialización de productos tras el boom existente en algunos de ellos, como las hipotecas.
En el sector se da por sentado que, pese a que el proceso de concentración es más elevado que en Europa, aún hay espacio para que dos entidades independientes puedan integrarse. Pero ningún banco, salvo BBVA, quiere adentrarse en ese terreno. Y menos si implica un enfrentamiento de tal magnitud como el que está teniendo con el Sabadell por la opa hostil.
De hecho, el Gobierno intentó sin éxito, antes de intervenir en esta última operación, que Abanca y Unicaja acordaran una fusión con el Sabadell para no tener que adoptar medidas. Ni uno ni otro quisieron salvar al Ejecutivo, que ahora se enfrenta a un expediente sancionador por parte de la Unión Europea y a un recurso en el Tribunal Supremo por las trabas impuestas a BBVA.
El conjunto del sector es consciente de que, hoy por hoy, no necesita lanzarse a aventuras como esta y que, además de optimizar sus costes en solitario, la opa del grupo vasco sobre el vallesano abre una oportunidad de oro para arañar cuota de mercado si finalmente triunfara. Y más después de que los clientes accionistas del Sabadell hayan rechazado la opa, que estuvo abierta hasta el viernes 10 de octubre.
La pelea puede no haber terminado, ya que el resultado de la oferta podría conllevar una segunda propuesta de compra en unos meses. Si BBVA ha obtenido entre un 30% y un 50% del capital del catalán, tendría la posibilidad de lanzar una nueva opa para tomar su control. Un escenario que algunos analistas ven factible y que la cúpula del Sabadell no ve con tan malos ojos, aunque desearía que fracasara en su intento y desistiera de una vez por todas de la ofensiva planteada ya hace casi año y medio.