BBVA teme por sus negocios en México y Turquía tras perder el Sabadell en España
Percibe nubarrones en el sistema financiero de ambos países, claves para su rentabilidad después del fracaso de la opa

El presidente de BBVA, Carlos Torres. | EP
BBVA ha elevado sus temores sobre la situación de México y Turquía, dos de sus tres principales mercados, tras perder la batalla por el control del Sabadell en España, ya que su oferta pública de adquisición (opa) fracasó de manera estrepitosa. El grupo vasco, que ahora tendrá que hacer esfuerzos adicionales para mantener a flote la rentabilidad y la capacidad de generación de ingresos y beneficios, está encontrando problemas serios tanto en el mercado mexicano como en el turco, que son claves para su desempeño.
En dos informes de su Servicio de Estudios, el banco pone de manifiesto algunos de estos nubarrones en la economía y el sistema financiero que podrían poner en peligro sus objetivos del plan estratégico diseñado hasta 2028, al menos a corto plazo. La situación coincide con que la cabeza del presidente Carlos Torres pende de un hilo por la fallida opa y está condicionada a que la evolución sea positiva, por lo que su futuro depende en parte de México, principal granero de ganancias, y de Turquía, su tercer mercado. Torres, por ahora, ha descartado dimitir al contar con el apoyo del consejo y de la junta de accionistas.
En documentos recientes, BBVA Research destaca que el sistema financiero mexicano sufrió en agosto una desaceleración por una «atonía en el crecimiento económico» y un «modesto» avance en el empleo, dos variables fundamentales para el sector bancario. Esta coyuntura redujo la concesión de préstamos, especialmente en el segmento de empresas.
El Servicio de Estudios del banco señala que en Turquía «los datos adelantados» indican una desaceleración del crecimiento del PIB en el tercer trimestre impulsada por «señales de debilitamiento en la demanda interna». Además, indica que en el país del Bósforo se espera una limitada recuperación hasta final de año y una menor bajada de los tipos de interés por la elevada inflación.
BBVA lanzó la opa sobre el Sabadell para incrementar su diversificación geográfica y depender menos de mercados volátiles o emergentes como los mencionados. Con ello pretendía aumentar su posición en España y, por tanto, que este país tuviera una mayor influencia en la cuenta de resultados.
La entidad confía en el desempeño de ambos mercados, pero con el paso del tiempo va lanzando avisos y rebajando las expectativas, sobre todo en Turquía. En marzo, sus responsables rebajaron a la mitad la contribución prevista para 2025 al entorno de los 1.000 millones de euros. Y este verano asumían que el grupo no dejará de contabilizar por hiperinflación su franquicia Garanti hasta 2028. Una situación que se repite en Argentina, otro de los países en los que opera y donde en los últimos meses han surgido también incertidumbres por la inestabilidad política del Gobierno de Javier Milei.
Desde hace tres años, el banco que lidera Torres ha dejado de ganar unos 5.500 millones. Cada trimestre, la pérdida va reduciéndose, pero continuará durante un largo periodo de tiempo. En lo que llevamos de ejercicio, ha asumido un roto en sus cuentas de Turquía de 623 millones de euros. La aportación tras el deterioro se ha limitado a 412 millones. El potencial se sitúa en 2.000 millones, según declaraciones de sus máximos dirigentes.
Desde que BBVA lanzara la opa sobre el Sabadell, los directivos del banco catalán siempre han hablado del riesgo que suponía para la entidad con sede en Bilbao su exposición tanto en México como en Turquía, que le hacían, a su juicio, un banco mexicano y turco en euros. La victoria de Donald Trump en Estados Unidos y su política arancelaria, según la cúpula de la entidad vallesana, ponían en juego las ganancias que el banco vasco tiene en México por la gran vinculación con EEUU. Su filial aporta más de la mitad de los beneficios del conglomerado.
BBVA fracasó con la oferta de compra del Sabadell, ya que apenas logró una aceptación del 25% del capital. Por ello, dio por finalizada la ofensiva, la segunda en cinco años, y ahora se centrará en incrementar la actividad de manera ordinaria. Un empeño en el que ya ha encontrado algunos contratiempos, al menos a corto plazo.
