The Objective
Banca

La apuesta de BBVA por Telefónica antes de verano, otro error de cálculo de Carlos Torres

No logró impedir una intervención del Gobierno en la opa y ahora el banco cobrará la mitad de dividendo de la operadora

La apuesta de BBVA por Telefónica antes de verano, otro error de cálculo de Carlos Torres

El presidente de BBVA, Carlos Torres. | Europa Press

El presidente de BBVA, Carlos Torres, no solo ha tenido un error de cálculo en la oferta pública de adquisición sobre el Sabadell en los últimos meses. También ha fallado en su apuesta por Telefónica justo antes del verano, cuando el grupo vasco decidió aumentar su participación y superar el 5% del capital, registrando el cambio en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Con el brusco recorte del dividendo por parte de la operadora, la estrategia seguida por el banco con sede en Bilbao hace aguas. En junio, cuando BBVA adquirió nuevos títulos de Telefónica, en el mercado se daba por hecho que Torres pretendía hacer un guiño al Gobierno, accionista de control de la compañía de telecomunicaciones, debido a que se produjo apenas días antes de que anunciara su intervención en la opa sobre el Sabadell.

El aumento del peso en la firma que preside Marc Murtra podría también tener que ver con el deseo de obtener unos mayores ingresos por los dividendos cobrados por su participación en un momento en el que Telefónica estaba sentando las bases de su nuevo plan estratégico tras la designación del catalán al frente de la misma. Un nombramiento que representó el último paso en el asalto del Ejecutivo.

Fuentes financieras indican a THE OBJECTIVE que «sea la causa que sea, BBVA no ha logrado el propósito, y se trata de otro palo en la rueda para la continuidad de Torres como máximo responsable del banco». Un sillón que se tambalea debido al fracaso estrepitoso de la opa este octubre, al conseguir solo un 25% del capital en vez de la mayoría de las acciones del Sabadell, como confiaba el presidente del grupo vasco.

Las mismas fuentes señalan que la compra de más títulos de Telefónica no surtió el efecto deseado, ya que el Gobierno prohibió la integración de ambas entidades durante al menos tres años y exigió una gestión autónoma para el mismo periodo. Aunque la intervención no fue tan severa como algunos preveían, sí ha tenido su impacto en el fracaso posterior de la operación con una baja adhesión de los fondos a su proyecto.

BBVA elevó su presencia en Telefónica del 4,839 al 5.007% a pesar de que esta participación es considerada por la entidad como no estratégica y que solo es puramente financiera, es decir, que tiene como finalidad recoger los frutos de los dividendos. Por entonces, el banco no temió lo que otros grandes accionistas de la operadora preveían, como la Fundación La Caixa, que anunció un ajuste de su plan de inversiones a través de Criteria, ante los menores ingresos que estimaba percibir por la ‘teleco’. Un recorte que se materializó este lunes, cuando informó de que destinará 8.000 millones a adquisiciones hasta 2030, una cuantía que está muy por debajo de su anterior hoja de ruta a medio plazo.

BBVA señala que se siente cómodo con su posición en Telefónica y que aunque la contabiliza como disponible para la venta, no pretende desprenderse de la misma. A partir de 2026 cobrará la mitad que hasta ahora y con cargo a los resultados de 2025, después de que la operadora recortará la retribución a sus socios. El banco que preside Carlos Torres verá mermada la facturación que obtiene por su participación del 5% de los 85 millones, aproximadamente, a los 42,5 millones. Además, con los títulos adquiridos justo antes de verano, acumula fuertes minusvalías tras el batacazo de la operadora.

Esta disminución no impedirá que el banco pueda lograr nuevos récords de ganancias. Pero, además de poner de manifiesto un error de cálculo de Torres y su equipo, es otra partida de la cuenta que empieza a torcerse. La primera ha sido la escalada de los impagos en Turquía, que está complicando las previsiones para este mercado por la necesidad de hacer provisiones más elevadas y que le ha llevado a presentar unos resultados globales hasta septiembre por debajo de las estimaciones de los analistas.

El presidente de BBVA ha rechazado dimitir al entender que tiene el respaldo de los inversores y del consejo de administración. Todos están poniendo la lupa en su gestión. Ante cualquier fallo de bulto o acumulación de pequeños equívocos, este apoyo podría empezar a desaparecer, poniendo más aún contra la pared el mando del ejecutivo salmantino.

Publicidad