Los inversores presionan para que el Gobierno baje la participación del Estado en Caixabank
La subida en Bolsa de la entidad permite recuperar más de la mitad de las ayudas inyectadas en la extinta Bankia

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo | Europa Press
El rally alcista en Bolsa de Caixabank abre una vía para que el Gobierno reduzca la participación que tiene el Estado en el capital de la entidad y vaya recuperando el rescate de la extinta Bankia. Las acciones del grupo catalán acumulan una revalorización anual superior al 100%, lo que permitiría al Ejecutivo lograr más de 12.000 millones si se desprendiera del 18,1% que controla a través del Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria (Frob).
Hasta ahora el Estado solo ha recuperado 1.000 millones de los 24.400 millones destinados al salvamento y nacionalización de Bankia en la pasada crisis financiera, aunque el organismo dependiente del Ministerio de Economía ha recibido dividendos tanto de Bankia como posteriormente de Caixabank. Buena parte de todo ese dinero fue a tapar agujeros de la matriz de la antigua entidad madrileña, BFA.
En la actualidad, gracias a la revalorización de Caixabank, el Gobierno tiene en sus manos la opción de al menos lograr más de la mitad de todo el montante inyectado por las arcas públicas en el conglomerado de cajas que lideró Rodrigo Rato y posteriormente José Ignacio Goirigolzarri. La participación del Frob en el banco catalán asciende a 12.700 millones de euros.
Fuentes financieras sostienen a THE OBJECTIVE que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene en estos momentos «una oportunidad de oro» para monetizar las acciones que tiene de Caixabank con ventas parciales voluminosas, si bien las mismas fuentes sostienen que ven poco probable que vaya a suceder de manera inmediata, y menos que se vaya a deshacer de todo el paquete. Según la última extensión del plazo para una desinversión total, tiene hasta diciembre de 2027 para hacerlo.
Los analistas consultados por este periódico indican que en la actualidad estas colocaciones serían bienvenidas, ya que cabe la posibilidad de que en un futuro no se pueda lograr tanto dinero. Aunque también señalan que las perspectivas para Caixabank son sólidas y positivas, y que su cotización podría seguir asciendo en 2026.
Lo único que ha decidido últimamente la institución dependiente de Economía es aprovechar los programas de recompras de títulos puestos en marcha por Caixabank para no elevar más su participación y recoger algunos frutos, aunque sean limitados. Hasta hace poco tiempo, ni siquiera usaba estas ventanas, y aumentaba su peso en la entidad.
Caixabank absorbió en 2021 la firma que estaba controlada por el Estado desde la nacionalización, una operación que fue impulsada por el Gobierno. En 2023, por primera vez el Frob logró recuperar los primeros euros de la extinta Bankia, cuando se embolsó 335 millones. En 2024, la suma llegó a los 665 millones.
En el seno del banco catalán preferirían que el Gobierno fuera replegando velas, aunque se sienten cómodos con la presencia del Estado en su capital, ya que, según las palabras de sus directivos, no interfiere en la gestión. Sin embargo, en más de una ocasión el Ejecutivo ha afeado algunas decisiones tomadas por la cúpula con relación a los sueldos.
Hace unas semanas, el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, señaló que en algún momento el Estado venderá su participación por completo y que la entidad está preparada para cuándo suceda. «Nunca se ha puesto en duda que no lo vaya a hacer», aseguró el máximo responsable de Caixabank, antes de recordar que la inversión pública se ha multiplicado por siete desde la integración, incluyendo los dividendos.
El Gobierno, sin embargo, está llevando a cabo un proceso diferente al de otros de nuestro entorno, que han ido saliendo de las entidades que en su día fueron rescatadas durante la crisis financiera. Además, Moncloa está intentando tomar el control de empresas estratégicas como Telefónica, Indra y Talgo.
Como todos los bancos, Caixabank ha tenido un año brillante en el mercado. Ya vale más 70.000 millones y ha superado al holandés ING por capitalización. Se espera que en 2025 bata un nuevo récord de beneficios y que la retribución en efectivo a los accionistas, entre los que se incluye el Estado, aumente, a pesar de que es la única entidad que pagará más por el impuesto extraordinario del Gobierno al sector. Un gravamen del que el banco siempre se ha quejado al considerar que es un golpe para sus socios; no solo el propio Frob, sino todos los minoritarios y la Fundación La Caixa, que destina buena parte de su presupuesto a obras benéficas.
