RuTube, RuNet y otras alternativas tecnológicas rusas
Ante cualquier avance en tecnología, Rusia prefiere apostar por una opción propia a asimilar las extranjeras, que tacha siempre de «inseguras»
YouTube es de sobra conocido en todo el mundo. La red social para colgar vídeos está activa desde el año 2005 y no para de crecer, hasta el punto de que a finales de 2021 sumaba 33 millones de suscriptores y más de 2.600 millones de reproducciones de sus vídeos.
Como no podía ser de otra manera, en Rusia comprobaron las enormes posibilidades de esta red social y, como hacen siempre, o al menos lo intentan, se lanzaron poco después a encontrar una alternativa similar pero que fuera netamente rusa. Así nació RuTube en 2006 en la ciudad de Oriol. Surgió de la mano de Oleg Volobuev y Mikhail Paukin un año después de YouTube como servicio de transmisión de vídeo web dirigido a hablantes de ruso. Por lo demás, la idea es la misma: subir vídeos creados por particulares y programación con licencia de compañías de entretenimiento que se alojan directamente en la plataforma, además de vídeos que han podido verse en Facebook.
Bajo el paraguas de Gazprom
Desde sus orígenes, los usuarios no registrados en RuTube podía visualizar, compartir y buscar vídeos en la plataforma, mientras que los usuarios registrados a través de Facebook podían realizar funciones adicionales, como descubrir vídeos que sus amigos ya habían visto en FB, cargarlos, comentar y dar ‘me gusta’ a imágenes de otros. Así, en marzo de 2009 los expertos valoraron el portal en 15 millones de dólares y la oficina de RuTube se trasladó a Moscú. La red social rusa consiguió en 2015 un total de 3.400 millones de visualizaciones desde Rusia y cerca de 1.000 millones desde otros países. Aunque desde finales de 2019, RuTube ha estado trabajando bajo la plataforma LIST, que impedía la visualización a los usuarios no autorizados y hacía necesario registrarse para ver el contenido.
Gazprom-Media, división de la gasística PAO Gazprom, la mayor compañía de Rusia y una de las mayores empresas del mundo, posee una participación del 33,3% en RuTube y el resto pertenece a antiguos accionistas. La compañía Gazprom tiene 456.000 empleados, vende anualmente por valor de más de 164.000 millones de dólares y no todo es capital ruso, ya que el 6% de la compañía es propiedad de firmas alemanas, ahora bastante contrariadas.
Preparados contra ataques
En estos momentos cualquier usuario de Internet del planeta puede acceder a RuTube y ver vídeos. Ahora domina sacar músculo en cuanto a la invasión de Ucrania y es lo que prima en la plataforma rusa, aunque sorprendentemente se pueden encontrar algunos vídeos que incluso son críticos con la que está liando en tierras ucranianas Vladimir Putin bajo el nombre de «operación militar especial».
La invasión de Ucrania está muy presente en Internet y la guerra se vive también a diario en la red. Rusia boicotea, o lo intenta, por norma todo lo que huela a propaganda ucraniana y/o a derrotas rusas, y Ucrania y medio mundo a su lado ataca medios y plataformas rusas para inutilizarlas. Por eso RuTube ha sido ampliamente saboteada desde que comenzó la ofensiva militar, pero ahí sigue. Los ciberataques forman parte de la estrategia de la guerra y Rusia también se ha preparado para sufrirlos y paliarlos.
Impacto directo
Según Gazprom Media, a finales de marzo una cuarta parte de la audiencia rusa de YouTube se había mudado a RuTube, y eso que por entonces ya se advertía que el sitio estaba «en mantenimiento» después de haber sufrido varias amenazas serias, que no comentaba. El último gran ataque a RuTube, el mayor ciberataque a gran escala que se ha sufrido hasta ahora, se produjo el 10 de mayo y la plataforma dejó de funcionar. Quedó tan inoperativa como uno de esos tanques soviéticos de hace cuatro décadas que inicialmente mandó Rusia a tierras ucranianas para hacerse con ellas y que Ucrania destroza a la mínima que sus explosivos impacten en el lugar adecuado. La propia red social confirmó a través de Telegram la «ofensiva contra RuTube», que la «tumbó» por completo: «Nos hemos encontrado con el mayor ataque informático de la historia de RuTube». Los hackers que llevaron a cabo el envite indicaron que habían logrado borrar todo el código fuente de la web, algo que negó RuTube, a la que le llevó varios días recuperar la operatividad.
La alternativa rusa al Internet mundial, RuNet, igualmente sufrió el mayor ataque de su historia. Más alejado de estas prácticas ha permanecido el WhatsApp ruso, Telegram, que goza de buena salud y sigue creciendo. Sorprendentemente lo ha hecho a mayor ritmo desde que el pasado 24 de febrero se iniciara la invasión de Ucrania, aunque bien es cierto que muchos de sus nuevos suscriptores acaban borrándose pronto ante la falta de actividad.
Control total
Moscú busca alternativas siempre a cualquier avance que llegue de fuera e intenta poner en práctica algo similar en ruso y para los rusos y allegados. De ahí que un gran soporte para Internet como RuNet resulte definitivo para que Rusia pueda estar conectada a la red, a pesar de recibir ataques constantes de todas partes del mundo. No es posible desconectar a Rusia de Internet sin más, como ha llegado a solicitar el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y alguno de sus ministros, sobre todo porque Putin ya lo previó y tomó medidas.
Eso le ha permitido a Rusia contar con su propia Internet desde 2019 y no depender de terceros extranjeros, aunque los más críticos le echan en cara a Putin que lo único que pretende es controlar a la ciudadanía, empezando por la de su país. Rusia se inspiró en la gestión que hace China de Internet -que mantiene la red más capada que un pavo de los grandes- a la hora de crear RuNet, sobre la que tiene un control total. Aunque la justificación rusa para crear su Internet fue salvaguardar su seguridad ante amenazas externas, lo cierto es que al Gobierno ruso no le hacen faltas permisos judiciales ni vistos buenos de proveedores ni licencias para hacer y deshacer lo que estima conveniente cuando se le antoja.
Si algo no es ruso, se crea
La tecnología que va surgiendo a Rusia le inspira para obtener alternativas servilistas. Lo ha hecho con RuNet, con RuTube o con la Viquipedia, una opción alternativa a la Wikipedia que tampoco gusta al Kremlin, o con VK y Odnoklassniki como opciones al margen de Twitter y Facebook, con diferente incidencia. Aunque sin duda el mayor éxito ruso en este campo sigue siendo Telegram como opción para no usar WhatsApp. Lo cierto es que el pueblo ruso tiene cada vez menos posibilidades de informarse por medios de fuera, mientras en el país se gastan enormes cantidades de dinero público en una apuesta tecnológica propia que limita la información, pero también, cada vez más, reduce el derecho universal de poder expresar un punto de vista contrario al que marca el Gobierno, en este caso el de Vladimir Putin.
RuTube es una alternativa a YouTube, eso es cierto, y no lo es solo para rusos o hablantes de la lengua rusa. En estos momentos al Gobierno de Putin le interesa que su plataforma se vea bien, puesto que soporta mucha propaganda de la Z, y por ello los contenidos hasta se traducen automáticamente del ruso al idioma del país desde el que se entre. Esa es la idea, aunque no funciona siempre. Navegar por la web suele resultar tedioso porque va lenta y buena parte de su oferta o no funciona o está «restringuida en tu país». Rusia quiere seguir propiciando su tecnología y sus propios soportes y además se encarga de intentar neutralizar todo lo que le es contrario. Sin ir más lejos, la web del Batallón Azov, el cuerpo militar de élite de Ucrania que se relaciona con la ideología nazi, está permanentemente siendo atacada hackers al servicio de Rusia. El sitio tiene buenas defensas y suele recuperarse a diario de los ataques, pero visitar la web de Azov le acaba reportando a cualquiera que lo haga un amplio aluvión de virus que hay que ir sorteando.