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Consumo

Bares y restaurantes pasan página de la covid: sus impagos caen a niveles de 2019

La hostelería reduce los préstamos morosos con los bancos un 47% desde el pico registrado en la pandemia

Bares y restaurantes pasan página de la covid: sus impagos caen a niveles de 2019

Imagen de una terraza de un bar | Europa Press

Los bares y los restaurantes fueron el sector más castigado por la pandemia debido a los cierres obligatorios en prácticamente toda España por las restricciones impuestas por el Gobierno. La normalidad poco a poco se ha ido recuperando y en la actualidad el sector vive un momento álgido, gracias al tirón del consumo y el boom del turismo.

Gracias a ello, muchos de ellos ha podido hacer frente a sus compromisos financieros y los impagos han vuelto por primera vez a los niveles precovid. El volumen de préstamos que tienen en morosidad se ha reducido drásticamente desde el pico que alcanzaron a principios de 2022. Los datos del Banco de España recabados por THE OBJECTIVE reflejan una fuerte caída, al pasar de los 2.845 millones de euros a los 1.509 millones en marzo de 2025. Es decir, ha descendido casi la mitad, un 47 por ciento. A finales de 2019, antes del coronavirus, este saldo era de 1.554 millones, por lo que habrían pasado página a su etapa más difícil, de la que algunos no lograron sobrevivir.

Como todos los sectores empresariales, los bares y restaurantes pudieron acceder a los créditos avalados por el ICO para sostenerse mientras no podían abrir sus puertas. Entonces, en 2020, su financiación se disparó, hasta los 35.400 millones. En la actualidad es mucho menor, de 28.200 millones. Por tanto, la tasa de morosidad de la hostelería con los bancos ha disminuido también fuertemente. La ratio se sitúa en el 5,3%, superior a la media de todos los sectores y a nivel general, pero en un nivel normalizado y tendente a la baja.

Las entidades están logrando, gracias a la bajada de los tipos de interés por parte del BCE, que los impagos estén cayendo en casi todas las actividades y de manera acelerada, no solo en bares y en restaurantes. Únicamente en determinadas industrias está habiendo un alza ligera y en los préstamos al consumo de las familias. En el resto de sectores económicos, desde hipotecas, hasta construcción, agricultura, inmobiliario, servicios y transportes ya retroceden.

Este control de la morosidad, entre otros factores, está permitiendo a los bancos mantener a flote sus resultados e incluso aumentarlos de manera significativa pese a los recortes de los tipos oficiales y el euríbor. De hecho, las expectativas son muy buenas para 2025. El sector se encamina a batir los 40.000 millones de beneficios, una cifra que -de lograrse- será un nuevo récord histórico. El año pasado, el total del sector financiero consiguió sobrepasar ampliamente los 30.000 millones, y ahora se propone superar el siguiente umbral.

Los números del primer trimestre del ejercicio, con unas ganancias de 10.915 millones de euros, son un buen punto de partida para lo que puede ser el conjunto del año. Este importe es un 28,5% más que el registrado en el mismo periodo de 2024.

Fuentes financieras sostienen que es muy probable que el sector logre la hazaña. Primero, porque el coste del impuesto, a diferencia de lo que se esperaba en un primer momento, será menor (solo Caixabank pagará más y algunos que lo hacían ni siquiera lo tendrán que asumir); segundo, porque la actividad fluye con potencia, especialmente las hipotecas; tercero, porque los ingresos por comisiones está creciendo a buen ritmo; y cuarto, porque los impagos caen y, en algunos casos, con fuerza, como en los bares y restaurantes.

Estos factores compensan el descenso del margen de intereses como consecuencia del recorte de los tipos oficiales y el euríbor y permiten el cumplimiento de los objetivos marcados por los bancos. Las tasas a priori seguirán a la baja, aunque todo dependerá de la evolución de la guerra comercial abierta por Donald Trump en Estados Unidos y la evolución del conflicto entre Israel e Irán. Estos dos factores podrían complicar la situación, especialmente el segundo, por el precio del petróleo, que en las últimas semanas se ha disparado y podría generar tensiones en la inflación. De extenderse la guerra, es probable que el IPC avance con fuerza y el BCE descarte más bajadas o, incluso, en función de la subida, tenga que actuar con un aumento de las tasas.

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