Los datos del Black Friday confirman el frenazo del consumo en España

Los indicadores apuntan a una ralentización del consumo. Distintos datos reflejan desde hace meses que los españoles se mantienen más prudentes a la hora de gastar. Ocurrió, por ejemplo, este verano, cuando redujeron el dinero destinado a las vacaciones. Y ahora, las primeras cifras sobre la semana del Black Friday ponen de manifiesto que los ciudadanos están siendo más cautos y que están perdiendo poder adquisitivo.

Aunque la economía a nivel general va bien, con una evolución positiva del empleo y del PIB por el aumento de la población, los bolsillos de cada individuo o familia se están resintiendo. El ahorro que tienen depositado los hogares se contrajo consecutivamente en septiembre y octubre. Y en noviembre el gasto creció entre los días 24 y 30, fechas en la que hubo descuentos en buena parte de los comercios tanto físicos como online como cada ejercicio, pero con un menor brío, incluso en jornadas posteriores.

Un análisis del servicio de estudios de BBVA señala que el consumo durante este periodo experimentó un crecimiento inferior al de la semana del Black Friday de 2024. En concreto, la diferencia fue del 0,8%, según sus conclusiones, a las que ha accedido THE OBJECTIVE. Aun así, el documento explica que, pese a esta desaceleración, la campaña ha servido para «dinamizar» la demanda de productos y bienes.

Según el estudio, en esos días hubo un repunte real del consumo del 12,3% en comparación con la media de la última semana de los meses anteriores. Pero el gasto de las compras por los canales digitales avanzaron un 63,2%, lo que evidencia un «cambio estructural en los hábitos» de los ciudadanos. Por su parte, el uso de la tarjeta física como medio de pago creció un 13,0%, seguido de las retiradas de efectivo (+12,0%) y las transferencias (+10,2%). La única vía que registró un descenso son los adeudos (vinculados a suministros y no al consumo discrecional durante el Black Friday de 2025).

Sobre la base de los datos de los clientes del banco, BBVA Research explica que, por categorías de consumo, hay un patrón heterogéneo, con un impulso especialmente relevante en el gasto en moda y calzado, del 90,2%, y del equipamiento del hogar, del 63,9%. Asimismo, destaca que el ocio y la cultura también mostraron un avance «notable» con respecto a los últimos días de los meses previos, de un 18,5%.

Por territorios, el informe apunta a que el Black Friday tuvo un «impacto positivo» en todos los municipios analizados, aunque con alzas más importantes en Andalucía (15,3%) y las Islas Canarias (15,9%), seguido de Extremadura (14,8%). En esta línea, añade, la mayoría de grandes ciudades tuvieron un comportamiento positivo, con tasas especialmente elevadas en ciudades andaluzas como Jerez (22%), Sevilla (16%) y Málaga (16%), así como en las capitales insulares de las Palmas de Gran Canaria (20%) y Tenerife (18%), impulsado en todas ellas por el gasto en moda y calzado.

Los datos de Caixabank Research sobre el consumo durante estas fechas —que abarcan del 22 de noviembre al 5 de diciembre— reflejan también un cierto estancamiento del crecimiento del consumo coincidiendo con el Black Friday. El repunte, según sus números, fue «muy similar» al registrado en los mismos días del año pasado. Señala que los españoles elevaron un 24% el gasto con respecto a la media del resto del año.

Para el servicio de estudios de la entidad catalana, las cifras auguran «una buena campaña navideña» para el comercio, a pesar de que el crecimiento se ha frenado con respecto a 2024, ya que se ve un empuje frente a otras épocas del presente ejercicio. Sus cifras también confirman que el crecimiento provino de las ventas digitales, con un aumento del 42% frente al resto del año. El canal presencial, en cambio, ascendió un 17%. Caixabank Research añade que la franja de edad en la que se ha registrado una mayor alza del consumo ha sido la de los mayores de 65.

El frenazo del gasto en este Black Friday se produce en un contexto en que los hogares notan subidas de precios en la cesta de la compra y los alquileres de inmuebles, entre otros, y en una moderación de los salarios, que no aumentan tanto como el coste de la vida.