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Extrabajadores de la cuenca del Júcar critican la gestión de la riada: «Hubo negligencias»

Subrayan que hay un proyecto que hubiese evitado el desbordamiento del barranco del Poyo que lleva años enterrado

Extrabajadores de la cuenca del Júcar critican la gestión de la riada: «Hubo negligencias»

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. | Europa Press

Malestar entre los extrabajadores de la Cuenca Hidrográfica del Júcar (CHJ), entidad adscrita al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. THE OBJECTIVE ha contactado con antiguos empleados del organismo público, que es responsable del dominio público hidráulico, tras las inundaciones en la provincia de Valencia. «Hubo negligencias, no se ha actuado de forma correcta. Y te lo dice alguien que ha sido funcionario allí», lamentan a este periódico.

Junto al estadio de fútbol de Mestalla se encuentra la sede central de la Cuenca Hidrográfica del Júcar, desde donde se centraliza toda su gestión, aunque tenga delegaciones en otras provincias que afectan a la cuenca. Es un edificio que cuenta con varias plantas y en el que trabajan decenas de empleados, desde técnicos hasta ingenieros. Desde ahí se miden en tiempo real los pluviómetros, los embalses, los aforos y las temperaturas, entre otros asuntos.

Los antiguos empleados contactados señalan la falta de previsión por parte del organismo para ejecutar proyectos y obras. «Lo mismo que se encauzó el barranco del Carraixet, porque estaba dando problemas, había que haber encauzado el barranco del Poyo [el gran foco de las inundaciones y que más golpeó a las poblaciones], pero finalmente no salió adelante porque algunos decían que había que poner mucho hormigón y acabó durmiendo en algún cajón. Esto último desde la Confederación lo saben. Se tenía que haber hecho y no se ha hecho», dice uno de ellos.

«Quien tiene la culpa o gran parte de la culpa es la Cuenca Hidrográfica del Júcar por no avisar. Tenían los datos en tiempo real en todo momento y sabían cómo iba y cómo estaba todo. Las lluvias comenzaron por la cabecera, por Requena y Utiel [la zona del Magro], es decir, el agua no llegó rápidamente abajo. Lo que tenían que haber hecho es avisar con rapidez. Está muy bien lo de la alerta roja de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología), pero ellos tenían todos los datos y sabían cómo estaba la situación y cómo se podía poner», señalan.

Una de las consecuencias de la crecida del agua obligó al organismo a abrir la presa de Forata, que es una de las más antiguas y además no suele estar llena, para desembolsarla. Los exempleados señalan la figura del presidente actual de la cuenca hidrográfica, Miguel Polo, por no haber dado explicaciones públicas tras los sucesos. Por otro lado, las mismas fuentes subrayan que «las cuencas de los ríos Júcar, Cabriel, Turia y Magro se han comportado de una forma totalmente satisfactoria, ya que en cada una de ellas existen los embalses de Alarcón, Contreras, Benageber y Forata respectivamente».

«No emitimos alertas públicas»

Desde que tuvieron lugar las riadas, la opinión pública ha repartido culpas entre el Ministerio de Transición Ecológica y la Generalitat Valenciana. Varios días después de las inundaciones, la Conferencia Hidrográfica del Júcar aseguró que «entre sus competencias no está la de emitir las alertas públicas en materia hidrológica. Son las autoridades competentes en materia de protección civil las responsables de evaluar las posibles afecciones de ese riesgo físico en la población y en el entorno, y, por tanto, de emitir los avisos que corresponda y adoptar las medidas de protección que consideren más adecuadas en cada caso». Es decir, apuntaban desde el organismo al Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana.

«Ante la primera crecida del Barranco del Poyo, que se produjo en torno a las 12.30 horas del martes 29 de octubre, el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana emitió la alerta hidrológica. En esa alerta se advertía a la ciudadanía del peligro de acercarse a riberas y barrancos. Este peligro venía precedido por una alerta roja de la Aemet emitida a las 7.31 horas de la mañana del martes».

«Estos datos no supusieron ninguna desactivación de la alerta emitida por el Centro de Coordinación de Emergencias. Son únicamente datos objetivos de medición. A partir de las 17 horas se detecta un aumento brusco del caudal del Barranco del Poyo. A las 17.30 horas alcanza el mismo nivel de aforo que motivó la alerta emitida por el Centro de Coordinación de Emergencias del mediodía. Sin embargo, esta vez las autoridades autonómicas no emitieron una nueva alerta», señalaron desde la Confederación del Júcar.

Por último, añaden que «a las 18.55, el caudal alcanzó 2.282 m3/s, en ese momento la fuerza del agua, que venía reflejándose desde dos horas antes, acaba por arrastrar los sistemas de medición. Las autoridades competentes contaron con la predicción meteorológica proporcionada por la Aemet y los datos de las consecuencias de esa predicción, es decir, el aumento del caudal en el Barranco del Poyo, especialmente peligroso desde las 17 horas».

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