Los gobiernos se movilizan para que Bruselas relaje su estricta regulación sobre el hidrógeno
El actual escenario ha causado que se renuncie a proyectos en España y que los inversores duden

La Comisión Europea. | Europa Press
Los gobiernos de la Unión Europea (UE) presionan a Bruselas para que relaje las normas para los certificados de hidrógeno verde en el futuro mercado. Esta corriente busca que la Comisión Europea cambie su propuesta sobre el gas renovable para que puedan subsistir los proyectos actuales. La norma, conocida como «principio de adicionalidad», no comenzará a aplicarse hasta 2028, pero genera una considerable incertidumbre en las compañías y las inversiones futuras.
A partir de esa fecha, y según lo propuesto por Bruselas, una empresa podrá certificar el origen renovable en el pool (mercado) del hidrógeno si cumple una serie de requisitos. En primer lugar, deben ser parques de nueva construcción (tanto eólicos como solares); en segundo lugar, debe haber una correlación geográfica (los nuevos parques deben estar cerca de donde se va a producir el hidrógeno) para reducir los costes; y, en último lugar, tiene que haber una correlación temporal (es decir, toda la energía que se genere debe ser enviada al momento a la planta donde está el electrolizador, la pieza clave para crear hidrógeno).
Es precisamente este último punto el que genera tensión dentro del sector. El motivo es que todos los proyectos están diseñados para trabajar las 24 horas del día y los siete días de la semana para sacar el máximo provecho; pero por la noche esas plantas no pueden fabricar hidrógeno porque la energía solar no genera. El problema es que en el momento en el que esa planta consuma de la red eléctrica más de un cierto porcentaje, su hidrógeno no se considerará renovable, lo que impide recibir subvenciones, financiaciones y ayudas.
Los promotores de los proyectos están pidiendo financiación porque los inversores buscan una cierta garantía. Fuentes del sector creen que los otros dos requisitos sí son entendibles y comparten el diagnóstico de la Comisión, que no quiere que todas las plantas renovables desabastezcan la red como consecuencia de que todas las empresas deriven hacia el hidrógeno por ser más rentable. El promotor, por tener conectada una planta renovable a la red, recibe hoy una serie de peajes por aportar al sistema energía verde, pero muy inferiores a los que se pagaría a través del hidrógeno.
Los requisitos impactan de lleno en aquellos proyectos en España que no cuentan con esa flexibilidad que se ajusta a los tres requisitos de la UE. Muchos de ellos que están bien planteados y diseñados y que cuentan con un socio importante, no tienen la seguridad de que cumplirán los tres principios. Esa es la causa de que algunas empresas en nuestro país hayan renunciado a la financiación pese a haber ganado la subasta para montar el proyecto, porque sus números no dan.
Una forma de combatir estos tres requisitos es lo que están haciendo algunas empresas: consiste en comprar equipos más grandes (asumiendo una inversión mayor) para trabajar menos horas (y no tirar de la red por la noche). Aseguran así que las horas de trabajo son las que le permiten cumplir las reglas de ser un hidrógeno renovable. Pero no todos los proyectos cuentan con este músculo financiero.
La organización Hydrogen Europe ha enviado una carta a Bruselas firmada por los principales países europeos que se encuentran en la carrera por el hidrógeno para que relaje los requisitos. La Comisión Europea se ha propuesto producir 20 millones de toneladas de hidrógeno renovable en 2030 y es consciente de que los tiempos no juegan a su favor. Uno de los países que ha ganado ha sido Francia, que logró que la nuclear (su principal fuente de energía) se considere «verde» en la Unión Europea.
Esta situación genera dentro del sector críticas hacia el hidrógeno. Sin embargo, esta tecnología aún tiene un gran recorrido para lograr esa rentabilidad. Los expertos lo comparan con las décadas que tardó la energía solar para asentarse, y lo que todavía le falta todavía a la eólica para lograr la economía de escala. Por otro lado, los grandes centros de hidrógeno del país hoy no se acercan a esa eficiencia porque ni siquiera tienen clientes suficientes a los que proporcionarle el gas renovable. Como ya informó este periódico, peligran un 20% de los proyectos de hidrógeno verde (hay un total de 123 proyectos por un valor de 20.000 millones de euros).