El fin de la energía nuclear en España provocará un aumento del 23% en la factura de la luz
Un estudio de la consultora PwC señala también que el recibo de electricidad de la industria aumentará un 35%

El presidente del Gobierno y dos vicepresidentas. | EuropaPress
El fin de la energía nuclear en España provocará un aumento de la factura de la luz del 23% para hogares y pymes (pequeñas y medianas empresas). Es la conclusión a la que llega un estudio de la consultora PwC al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE y que apunta a los efectos perversos que tendrá el fin de esta tecnología en nuestro país a partir de 2035. Unas consecuencias que irán calando de manera progresiva porque algunas centrales con cierto peso en nuestro país, como la de Almaraz (Extremadura), tienen previsto su cierre en 2027.
La razón de este previsible aumento del precio es que hoy las tecnologías de bajo coste, que son las renovables y la nuclear, cubren la demanda eléctrica y permiten que el precio en algunas horas del día sea bajo. Pero si la nuclear es expulsada del mix energético, las tecnologías térmicas (que son las caras) determinarán el precio. Según los cálculos de la consultora, los ciclos combinados (es decir, el gas) suplirán el hueco de la nuclear, lo que supondrá un aumento del precio mayorista de la electricidad de unos 37 euros/Mwh. La consultora ha utilizado para su análisis datos de Red Eléctrica, OMIE (operador del mercado eléctrico) y de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Desde el punto de vista de la geopolítica de la energía, el aumento de la generación de los ciclos combinados tendrá un impacto en la soberanía energética, ya que aumentará la dependencia de las importaciones de gas, principalmente desde Estados Unidos -que ya ha pedido a Europa que aumente las compras de su gas-, Rusia y Argelia. Por otro lado, habrá también un aumento de las emisiones (se calculan unos 21 millones de toneladas de CO2 adicionales cada año) y la mencionada subida del precio de la electricidad, que situará a España, según PwC, «a niveles incluso superiores a los de Alemania tras su cierre nuclear».
Por último, aparte de los hogares y las pymes, y según el mismo informe, también se verá perjudicada la industria, que verá incrementado su recibo de electricidad en un 35%. En la actualidad, la incertidumbre sobre esta tecnología en nuestro país -la principal para el desarrollo de los centros de datos- está comprometiendo futuras inversiones industriales.
Los beneficiados del cierre nuclear
Pero este tira y afloja del cierre nuclear en España no solo tiene un perdedor claro, los consumidores, sino que también hay ganadores. Se verían indirectamente beneficiadas por la salida de la energía nuclear del mix energético las energías renovables (eólica y solar), ya que el precio de estas aumentaría en el pool (mercado eléctrico). Un escenario que dispararía la rentabilidad de su negocio, que hoy tiene precios muy bajos, lo que ha provocado la reducción del número de operaciones corporativas de compraventa de activos y el aumento de las reestructuraciones de empresas vinculadas a estas tecnologías.
El otro sector que se vería favorecido serían el del gas, ya que todo su negocio se convertiría en esencial para llevar a cabo la transición energética. Desde sus lobbies se está luchando para evitar que la electrificación se imponga en todo el sistema y haya cabida para los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno. Algunas empresas, como Enagás y Naturgy, ya han celebrado la oportunidad de negocio que tienen en el horizonte.
Presión de la industria nuclear
La industria nuclear, mientras tanto, presiona para evitar el fin de su tecnología. Así, el pasado viernes, Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear (la asociación que aglutina a las grandes compañías que controlan las centrales en nuestro país), pidió al Gobierno que atendiera al sector, después de que la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, asegurara que Iberdrola «no había planteado nada» al Ministerio sobre ese calendario de cierre.
«No sé si hay que mandar un telegrama o una carta escrita a pluma, lo único que escuché es al consejero delegado de Iberdrola España decir que había que abrir un diálogo. No sé si esto hay que hacerlo en la puerta de un Ministerio o darle una carta escrita con una pluma. Sí, se quiere el diálogo, que no me cuenten historias. El consejero delegado ha dicho que son necesarias y que necesitamos un diálogo, lo tendrá que decir en todas las lenguas vernáculas. Está claro que sí queremos, la cuestión es sentarse», sentenció Araluce.
En ese mismo acto, la directora general de la Asociación Nuclear Mundial (WNA), Sama Bilbao y León, mostró su intranquilidad por el cierre de las centrales y pidió que se reconsidere. «Me preocupa el futuro económico de España sin la nuclear».
Además de estas voces, en los últimos meses ha habido otras como la del exministro socialista y expresidente de Red Eléctrica, Jordi Sevilla, la del informe Draghi (llamado a ser la guía económica de la Unión Europea en los próximos años), las de las comunidades autónomas (habrá cumbre próximamente entre Madrid y Extremadura porque en 2027 está previsto el cierre de una central que cubre el 7% de la demanda anual de España), los partidos de la oposición… Incluso también lo ha reconocido en privado el presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa.