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Energía

Repsol cumple su segundo mayor periodo de tiempo sin importar petróleo venezolano

En agosto se alcanzaron los cinco meses, un intervalo solo superado por el que se vivió entre 2020 y 2022

Repsol cumple su segundo mayor periodo de tiempo sin importar petróleo venezolano

El CEO de Repsol, Josu Jon Imaz. | EP

El pasado mes de agosto, Repsol cumplió, según los datos oficiales, su segundo mayor periodo de tiempo sin exportar crudo venezolano a España. Ocurre en un momento de negociaciones entre la petrolera y la Administración de Donald Trump después de que esta última retirase la licencia para traer petróleo del país caribeño de la empresa española para presionar al régimen de Nicolás Maduro. Desde el pasado mes de abril, la empresa dirigida por Josu Jon Imaz no ha exportado petróleo de Venezuela hacia España.

Un escenario que compromete a Repsol, porque tiene una exposición de varios cientos de millones de euros en ese país. Y no ha sido la única empresa afectada por estas sanciones a Venezuela. También se les retiró las licencias a la norteamericana Global Oil Terminals, a la italiana Eni, a la francesa Maurel&Prom y a la india Reliance Industries. A finales de julio, el gobierno de Trump permitió a la petrolera estadounidense Chevron reanudar sus operaciones en dicho territorio.

Si atendemos a las estadísticas oficiales, solo ha habido un periodo de tiempo en el que se haya superado el escenario actual, una situación que preocupa en el sector porque España mantiene un lazo histórico en venta de hidrocarburos con este país. El plazo temporal más dilatado sin vender crudo venezolano fue hace relativamente poco, entre noviembre de 2020 y junio de 2022, y se debió a un veto muy similar al actual.

No hay registros en los datos oficiales -que dividen la venta de petróleo venezolano por meses desde 1996, y exceptuando el periodo antes mencionado- que muestren que no se haya comprado ni una sola tonelada de petróleo durante cinco meses o más. Para encontrar un periodo parecido habría que remontarse a los meses de febrero y mayo de 2018, lo que demuestra la poca estabilidad que existe estos últimos años con respecto a esta actividad comercial.

El foco del negocio de Repsol en Venezuela es el gas, un hidrocarburo que extrae la petrolera para suministrarlo a la población. A cambio, la empresa española recibe barriles de petróleo como compensación. Además, está en varios proyectos en el país (como el Perla, que produce 580 millones de pies cúbicos de gas al día) y cuenta, según sus datos, con 139 empleados. La situación de incertidumbre que hubo entre 2020 y 2022 provocó que en 2024 se compensase con grandes exportaciones, como la efectuada en mayo de 2024, cuando se vendieron 632.000 toneladas, la mayor en 20 años.

Los departamentos de análisis de riesgos de las compañías suelen rehuir los mercados cargados de incertidumbres. Hay que tener en cuenta que en la actividad petrolera los actores son muy limitados, y los países en los que se lleva a cabo esta actividad suelen ser territorios no democráticos donde en ocasiones hay inestabilidad política, como Libia, Irak y Arabia Saudí.

Por otro lado, ha aparecido un nuevo país que está ayudando a España a sustituir la llegada de petróleo venezolano. Se trata de Guayana. En lo que va de año ha exportado 647.000 toneladas hasta agosto. Estados Unidos y Brasil siguen siendo el gran grifo de crudo de España (seis millones de toneladas cada uno), seguidos de México (5,3 millones de toneladas) y Nigeria (3,8 millones).

Movimientos en Venezuela

Este veto -junto a otros en materia energética- no es lo que más preocupa a Maduro, sino el despliegue militar que está llevando a cabo Estados Unidos en el Caribe para luchar contra el narcotráfico. Una situación que, según diversas informaciones, habría provocado que el dirigente venezolano ofreciese recientemente petróleo y otros recursos al país norteamericano para evitar un conflicto.

El pasado 9 de octubre, el gobierno de Estados Unidos otorgó una autorización a la energética Shell y a Trinidad y Tobago para desarrollar un yacimiento de gas en alta mar ubicado en territorio venezolano, cerca de la frontera marítima. Este proyecto, que busca suministrar gas venezolano a Trinidad, ha avanzado lentamente en los últimos años debido a los frecuentes cambios en la política estadounidense hacia Venezuela, país que tiene sanciones energéticas de Estados Unidos desde 2019.

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