Teresa Ribera mantiene un cargo incompatible con su puesto de vicepresidenta europea
Sigue al frente de una comisión de la Agencia Internacional de la Energía pese a que declaró el fin de esa actividad

La vicepresidenta primera de la Comisión Europea, Teresa Ribera. | EP
La vicepresidenta primera de la Comisión Europea, Teresa Ribera, mantiene su puesto como copresidenta de una comisión de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) para el que fue elegida antes de ser nombrada para su actual cargo en Bruselas. Un escenario que se da pese a que ella misma aseguró en su declaración de intereses en la Comisión Europea que ya no trabajaba allí desde noviembre de 2024 en un documento de ocho páginas supervisado por la presidenta Ursula von der Leyen.
Fuentes oficiales de la AIE aseguran a THE OBJECTIVE que Ribera continúa copresidiendo el organismo desde julio de 2024, como se puede comprobar en la página web. Además, tras una reciente remodelación del equipo de esta comisión, la vicepresidenta de la Comisión Europea ha incluido entre sus miembros a la actual ministra de Transición Ecológica de España, Sara Aagesen. Por otro lado, se mantiene el comisario de Energía y Vivienda, Dan Jørgensen, que también llegó a ese puesto antes de ser nombrado por la Comisión, y que también incurre en ese conflicto de intereses.

Según señaló Ribera en su declaración, en el apartado de «naturaleza de otras actividades profesionales», fue diputada en el Congreso (de mayo de 2019 a diciembre de 2023), ministra de Transición Ecológica (2018-2024), funcionaria pública de la Administración, miembro de comité ejecutivo del PSOE (2017-2024) y del consejo consultivo de Transición Ecológica (2016-2018), elegida miembro del Parlamento Europeo (al que renunció para entrar en la Comisión Europea) y copresidenta de la Comisión Global sobre Transiciones Energéticas Limpias Centradas en las Personas de la AIE (de julio de 2024 a noviembre de 2024).
El Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) y el Código de Conducta de los miembros de la Comisión Europea impide a Ribera ser copresidenta de una comisión de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). El artículo 245 del TFUE indica que «los miembros de la Comisión no podrán, mientras dure su mandato, ejercer ninguna otra actividad profesional, retribuida o no. En el momento de asumir sus funciones, se comprometerán solemnemente a respetar, mientras dure su mandato y aun después de finalizar este, las obligaciones derivadas de su cargo y, en especial, los deberes de honestidad y discreción, en cuanto a la aceptación, una vez terminado su mandato, de determinadas funciones o beneficios». Cabe mencionar que Ribera no cobra por su trabajo en la AIE.

Además del citado artículo, otros dos del Código de Conducta de los miembros de la Comisión Europea refuerzan la imposibilidad de que Ribera compatibilice ambos cargos: «Los miembros deberán dedicarse plenamente al desempeño de sus funciones en interés general de la Unión (artículo 2.1)» y «los miembros de la Comisión no podrán ejercer ninguna actividad profesional, retribuida o no, o función pública, sea cual fuere su naturaleza, salvo las derivadas del ejercicio de sus funciones (artículo 8.1)».
En el artículo 8.1 hay cuatro excepciones, pero Ribera no cumple ninguna. En primer lugar, impartir ocasionalmente y de forma gratuita cursos en interés de la integración europea; después, publicar un libro, siempre que el importe que se reciba en concepto de derechos de autor por la obra publicada en el marco del ejercicio de sus funciones se done a la organización benéfica de su elección; en tercer lugar, redactar artículos, pronunciar discursos o participar en conferencias, siempre que no acepten remuneración alguna.
La cuarta excepción es más difusa: «Ejercer funciones honoríficas y no remuneradas en el seno de fundaciones u organismos similares en los ámbitos político, jurídico, cultural, artístico, social, deportivo o benéfico o en centros de enseñanza o investigación, siempre y cuando el presidente sea debidamente informado». En este caso hablamos de una organización intergubernamental autónoma para coordinar las políticas energéticas de sus países miembros (donde algunos de la UE no se encuentran y, en cambio, hay muchos de fuera de Europa).
Además, según el mismo artículo, por «funciones honoríficas se entienden las funciones en las que el titular no ejerce ninguna función de dirección, no detenta ningún poder decisorio y no asume ninguna responsabilidad ni ningún control en la gestión del organismo en cuestión». En este caso, Ribera es la copresidenta y está encargada, según la AIE, del «diseño para la equidad, con el fin de elaborar recomendaciones de política práctica para ministros de energía y clima, así como para responsables internacionales de la toma de decisiones, sobre cómo integrar plenamente el principio de equidad en el diseño de todas las políticas de energía limpia».
Por otro lado, la nueva comisión «se basará en las mejores prácticas internacionales y en las experiencias de sus miembros para elaborar recomendaciones concretas y aplicables. Trabajará para identificar estrategias que garanticen que todas las políticas de transición energética reflejen el principio de equidad y contribuyan a mejorar la asequibilidad de la energía. Asimismo, procurará establecer mecanismos clave para supervisar y medir la eficacia de estas herramientas de política, así como los impactos sociales de las transiciones en un sentido más amplio».
Esta comisión ha tenido un papel relevante en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima de Brasil, que comienza la semana que viene. Por último, la AIE no oculta que cuenta con Ribera al frente de su comisión y la Comisión Europea, por su parte, permite aparentemente que su propia vicepresidenta ocupe ese mismo cargo de forma simultánea.
 
        