El mercado prevé que BlackRock se quede solo con el 5% de Naturgy a medio plazo
El objetivo del fondo de EEUU es ser un socio de largo plazo en la gasista aunque sin participar en la lucha accionarial

El presidente de Naturgy, Francisco Reynés | Agencias
BlackRock ya ha puesto en marcha el plan para consolidarse como un accionista a largo plazo en Naturgy, pero lejos de la posición de control heredada de GIP. El primer paso ya lo concretó esta semana con la colocación acelerada del 7,1% de sus acciones en la gasista y según las previsiones del mercado, no será el único. Analistas y bancos de inversión consultados por THE OBJECTIVE creen que el objetivo de la gestora es situarse a medio plazo en torno al 5% del capital, porcentaje con el que se sienten cómodos en las grandes empresas del IBEX que y les permite tener la flexibilidad necesaria para controlar su inversión.
JP Morgan anunció el miércoles la colocación acelerada de 68.825.911 acciones dirigidas a inversores cualificados, equivalentes al 7,1% de su hasta entonces 18,5% de Naturgy. El jueves a primera hora confirmó que la venta se había cerrado a razón de 24,75 euros por título, con lo que la gestora se embolsó 1.703 millones de euros. Este capital se ha colocado en el mercado, entre diferentes interesados, lo que descarta la irrupción de un nuevo gran accionista de referencia en la energética considerada estratégica por el Gobierno.
Una de las condiciones de esta colocación es que GIP (dueño de las acciones, pero controlado desde el año pasado por BlackRock) asumió un compromiso de no disposición de acciones durante 90 días una vez completada la operación. Lo que supone que en este plazo —aproximadamente hasta finales del primer trimestre de 2026— no podría realizar ninguna otra venta.
BlackRock y el IBEX
En el mercado se cree que una vez pasado este plazo, BlackRock volverá allí en algún momento de 2026 o 2027 para desprenderse de al menos otro 5% del capital. Después de esta colocación acelerada se ha quedado con el 11,4%, pero su estrategia en cotizadas españolas indica que la gran mayoría de las veces están en torno al 5%, punto arriba o punto abajo, y nunca fuera de la horquilla del 3% al 7%.
El mayor casero del IBEX, con activos por valor de unos 40.000 millones de euros, busca una cartera diversificada que le permita ganar flexibilidad y tener una presencia discreta en consejos de administración. Por tanto, quiere estar lejos de los líos políticos y accionariales por el control de las grandes compañías. La gran mayoría de sus inversiones están en el 5%. Así pasa en Enagás (5,9%), Bankinter (5,4%), Redeia (5,2%), ACS (5%), Cellnex (5%) Telefónica (5%) y Caixabank (5%).
La excepción es sin duda Naturgy, con este 11,4%, seguido muy de lejos por Repsol (7,1%), BBVA (7,1%), Banco Santander (6,8%), Sabadell (6,7%), Iberdrola (6,2%). Y por la parte baja de la horquilla tenemos a Merlin (4,6%), Acciona Energía (4,5%), Fluidra (4,3%), Grifols (4,3%), AENA (4,2%), IAG (3,6%), Ferrovial (3,6%), Colonial (3,5%) y Acciona (3,5%).
Accionistas de Naturgy
En principio, los analistas consultados creen que —de producirse esta segunda venta— se haría en condiciones similares a la colocación acelerada. Es el estilo de los fondos de inversión que, antes de entrar en guerras accionariales y ser acusados de fomentar disputas, prefieren engordar el free float en bolsa. Por otro lado, en el sector se cree que esta venta de las acciones de BlackRock es el comienzo de la esperada reorganización accionarial de Naturgy, aunque ahora mismo nadie se atreve a prever cuál será el próximo movimiento. Hay muchas opciones sobre la mesa.
Lo que está claro es que tras la venta del 7% —y otra posible enajenación en el futuro— BlackRock renuncia formalmente a tener un peso destacado en la toma de decisiones de Naturgy, algo habitual en todas sus inversiones en el IBEX, siempre calificadas de estrictamente financieras. Esto supone dejar el núcleo de control con solo tres accionistas: Criteria Caixa, con un 23,9%, el fondo CVC con el 18,6% y los australianos IFM con el 15,2%.
Con BlackRock (anteriormente GIP) fuera de la ecuación, se elimina uno de los accionistas que el año pasado intentó salir de la compañía. A primeros de 2024 negociaron con Taqa la venta de sus acciones junto con CVC, lo que posteriormente generó un pacto entre la emiratí y Criteria para lanzar una opa por la totalidad de la compañía. Una operación que finalmente no salió adelante por desacuerdos de última hora entre las partes, algunas trabas del Gobierno y movimientos de IFM.
Criteria, IFM y CVC
Por su parte, IFM nunca ha ocultado su interés de seguir creciendo en Naturgy. En 2021 anunció una OPA por el 22,7% de la compañía, aunque después de las trabas impuestas por el Gobierno la compra solo alcanzó un 11%, que posteriormente ha ido ampliando hasta llegar al actual 15,2%. Pero en el fondo no renuncian a seguir creciendo y podrían mover ficha en los próximos meses, precisamente al calor de las ventas que está realizando BlackRock.
Tampoco se descarta que Taqa lo vuelva a intentar, ahora con un fondo menos con el que ponerse de acuerdo (y con CVC manteniendo sus intenciones de salir), aunque es una incógnita saber si Criteria estaría dispuesta a retomar el pacto de no agresión para lanzar una opa como la de 2024. Lo que sí está claro es que los objetivos del brazo inversor de la Fundación La Caixa siguen siendo los mismos: mantener a Naturgy como uno de sus activos estratégicos y siempre con vocación de control y participación en la toma de decisiones.
Otra incógnita que habría que resolver es una eventual participación de la SEPI. Desde que fallara la opa de Taqa y Criteria se ha especulado con que el Estado quiere entrar en Naturgy para asegurar el control de una de las empresas estratégicas, quizás la más estratégica, del sector de la energía, por controlar el suministro de gas de España. Incluso se llegó a hablar de que podría producirse una ventana de oportunidad tras la salida de BlackRock. No obstante, sigue habiendo muchas dudas: los presupuestos prorrogados casi no dan ningún margen y los actuales accionistas y analistas creen que una irrupción política sería contraproducente para la actual paz accionarial de la gasista.
