España insiste en cortejar a China y sus empresas pese a las advertencias de la UE
El Gobierno estrecha lazos comerciales en plena polémica por Huawei mientras Bruselas pide mayor autonomía

Sánchez y Xi Jinping.
España no para de hacer guiños públicos a China. Y lo hace en plena oleada de advertencias de la Unión Europea por el riesgo que sus empresas representan para nuestra autonomía estratégica mientras el bloque comunitario hace encaje de bolillos para equilibrar la balanza comercial con el gigante asiático. Una situación que ha vuelto a generar inquietud en Bruselas –según ha podido constatar THE OBJECTIVE–, ya que certifica que esta «gran amistad» con la segunda economía del mundo no se frena, sino que va a más en los últimos meses.
El último episodio se vivió el pasado jueves en el Foro de Comercio e Inversiones España-China celebrado en Madrid y donde 90 empresarios del país asiático de sectores estratégicos –como industria, tecnología, comercio electrónico y grupos financieros– desembarcaron en la capital para conocer de primera mano las posibilidades de inversión. La reunión, organizada por el ICEX, tuvo una representación del más alto nivel, ya que estuvo presidida por la secretaria de Estado de Comercio, Amparo López Senovilla, y el viceministro de Comercio chino, Ling Ji. Y fue la parte más visible de una agenda cargada de encuentros privados que se desarrollaron durante casi toda la semana.
Para el Gobierno, este encuentro supuso «un nuevo impulso a las relaciones económicas bilaterales y abre la puerta a proyectos empresariales de alto valor añadido que contribuirán al crecimiento y la transformación económica de ambos países». Además, pusieron en valor la capacidad de las empresas españolas para ofrecer «innovación, sostenibilidad y excelencia» en un momento de incertidumbre en el comercio internacional y en el que la seguridad de las cadenas de suministro está en el centro del debate.
Aranceles a China
También asistieron 150 compañías españolas para analizar cómo desembarcar en el mercado de la República Popular China: se trabajó sobre sectores de potencial crecimiento como alimentación, automoción, cosmética, energías renovables, servicios financieros y seguros; y se firmaron acuerdos con empresas como Litera Meat, Costa Brava Mediterranean Foods, Matadero Frigorífico Avinyó, Elpozo Alimentación, Rivasam Intercontinental, Grupo Amper e Interporc.
Uno de estos pactos para blindar el cerdo español, un mes después de que China aprobara aranceles a productos porcinos de la UE de hasta el 62% en represalia por unas tasas similares aplicadas por el continente a sus coches eléctricos. En el caso de las empresas españolas, el arancel será mucho menor (entre el 15% y el 20%), ya que se han comprometido a colaborar en investigaciones y certificaciones que el país asiático haga a sus productos.
La reunión no sentó nada bien en Bruselas. En primer lugar, por la firma de acuerdos comerciales ajenos a lo que está negociando la UE con China, como la imposición de un arancel del 50% al acero, precisamente para protegernos de la producción de Pekín. Y en segundo lugar, y más importante, por la serie de advertencias que se han dado a España por sus coqueteos con el gigante asiático en plenas disputas del comercio global.
«Gran amistad»
Este diario ya ha advertido de que en la Unión Europea existe cada vez más el convencimiento de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez es la puerta de entrada para que Pekín gane influencia en el continente. Lo demuestran la serie de reuniones del más alto nivel entre el presidente del Gobierno español y el presidente Xi Jinping, y las recurrentes visitas de ministros chinos a España pidiendo que seamos su valedor ante las autoridades de Bruselas. Tampoco gusta que los dos países alardeen públicamente de esta relación privilegiada.
Y vaya si se ha alardeado en el último mes. No hablamos solo del encuentro comercial de esta semana, sino también de la intervención pública del embajador de China en España, Yao Jing, que el pasado 24 de septiembre recordó que su país ve a España como «un puente para colaborar con Europa». «Tenemos mucha estima a España y eso está aumentando últimamente», dijo en un desayuno de prensa organizado por el Club Siglo XXI, e incluso se refirió a la «gran amistad» entre los gobiernos de Xi Jinping y Pedro Sánchez.
Yao Jing no escatimó elogios y no paró de referirse al vínculo preferente entre ambos países en plena polémica por los contratos de Huawei con la administración española. Dos meses antes, THE OBJECTIVE había destapado la adjudicación del Ministerio de Interior al fabricante chino de un contrato por valor de 12,3 millones para la gestión del almacenamiento de las escuchas telefónicas judiciales. La punta del iceberg de decenas de contratos de la compañía con organismos públicos como la Seguridad Social, la Policía o la Agencia Tributaria.
Advertencia de la UE
La responsable de Soberanía Tecnológica, Henna Virkkunen, dijo en septiembre que «el contrato celebrado por el Ministerio del Interior español con Huawei puede crear potencialmente una dependencia de un proveedor de alto riesgo en un sector crítico y sensible que aumentaría el riesgo de injerencia extranjera». Este diario ha publicado que se buscan fórmulas legales para obligar a que países como España expulsen de sus infraestructuras digitales a proveedores como el citado suministrador chino.
Mientras, el peso de China en España no para de crecer. En cuanto a inversiones, en los últimos tres años han desembarcado en sectores como la automoción y las energías renovables con compañías como CATL, Chery o BYD, para montar sus coches en España y fabricar baterías eléctricas. Un desembarco –criticado en Bruselas– que se produjo además en plena guerra de la UE contra Pekín para frenar la arremetida de estos vehículos, acusándoles de recibir ayudas públicas y de no competir con las mismas armas. Incluso se les amenazó con fuertes subidas de los aranceles.
Por otro lado, las cifras de Datacomex indican que las empresas chinas invirtieron 468 millones en España durante los primeros seis meses del año, un 84% de crecimiento anual, con lo que se sitúa como el séptimo inversor extranjero en el país. Del mismo modo, Pekín ya es nuestro primer proveedor, con 28.568 millones entre enero y julio (un 15,8% más), mientras que las exportaciones llegaron a 4.865,3 millones, con un 14% de crecimiento.
