The Objective
Telecomunicaciones

De la pyme al Ibex: la política, clave en el meteórico ascenso de Marc Murtra

Discreto financiero y docente, fue propulsado a Indra y Telefónica por sus contactos en el PSC y la élite catalana

De la pyme al Ibex: la política, clave en el meteórico ascenso de Marc Murtra

Marc Murtra, nuevo presidente de Telefónica. | EP

Antes de aterrizar en el puente de mando del Ibex, Marc Murtra, la nueva apuesta del Gobierno para presidir Telefónica con el respaldo de Criteria y el accionista saudí, era una figura relativamente desconocida en la escena empresarial catalana. Era socio de dos pequeñas firmas de consultoría, con particular actividad en el ámbito de las fusiones y adquisiciones, e impartía clases de finanzas en la barcelonesa Universidad Pompeu Fabra (UPF). Su entorno lo describe como un ejecutivo “discreto”, lo que no impidió que en aquella época empezara a hacer contactos influyentes en las esferas políticas y corporativas.

De su etapa docente poco se recuerda en la academia. Se le contrató como profesor asociado, de modo que no pasaba en la universidad tantas horas como algunos de sus compañeros. Sus clases magistrales no eran las que más se llenaban en una facultad en la que generaban mayor interés economistas más conocidos en aquel momento, como Xavier Sala i Martín, Guillem López Casasnovas, Andreu Mas-Colell, Rosemarie Nagel, Benito Arruñada, Oriol Amat, Jordi Galí, Teresa Garcia-Milà y los fichajes ICREA que llegaban de los campus más prestigiosos del mundo como Oxford, Harvard y Berkeley.

Impecable como alumno -se formó en ingeniería industrial en la Politécnica de Barcelona con un MBA en la renombrada Leonard School of Business de la Universidad de Nueva York-, Murtra pasaba más bien inadvertido como profesor. Lo que sí se sabe es que se le traspapelaba algún que otro examen antes de corregirlo; le perseguía cierta fama, merecida o inmerecida, de prepotencia o escasa humildad -para unos, muestra de arrogancia; para otros, seña de identidad de sus orígenes británicos y del estilo de comunicación directo y sin tonterías propio de los anglosajones- y era víctima de alguna burla por presumir, sin ser ningún Koplowitz, Andic o Faus en el mundillo inversor, de su emprendimiento en el sector financiero.

Nutrió su agenda asesorando fusiones

En la alta dirección no era un nombre protagonista y nadie lo comparaba con el entonces presidente de Telefónica José María Álvarez-Pallete, con experiencia previa en el puente de mando de multinacionales y posteriormente convertido en el primer español en presidir la patronal mundial del móvil, GSMA. El camino de Murtra hasta el Ibex fue muy distinto: no un ascenso gradual en el liderazgo de grandes empresas privadas, sino que partió de firmas muy pequeñas pero en las que tuvo ocasión de conocer a dirigentes con poder de los que supo ganarse la confianza.

Una figura “muy discreta en el mundo de la inversión”, el hombre de negocios catalán “había creado y lideraba un par de firmas de fusiones y adquisiciones”, una etapa que “fue una mili» para él a la hora de “entender las grandes corporaciones». Gestionó “muchas ventas” relevantes y destacadas compañías tecnológicas con presencia en España “pasaron por sus manos”, recuerdan desde su entorno. Por aquel entonces era socio de tres sociedades limitadas: la consultora Future Companies Partners, la asesoría no financiera Crea Inversión y la ya extinta inmobiliaria Trostan House. El capital de las tres mercantiles no alcanzaba los 30.000 euros en total.

De la generación BlackBerry a las tertulias

A nivel político, compartió su juventud con lo que se conoce como la generación BlackBerry del PSC, una cantera durante el tripartito de izquierdas en Cataluña que luego cotizaría al alza, con figuras como Jaume Collboni, Núria Parlon, Meritxell Batet y Rocío Martínez-Sampere en el mismo círculo. La buena sintonía con el aparato socialista le facilitó ser alto cargo de empresas e instituciones públicas como Red.es, el Ministerio de Industria o el Ayuntamiento de Barcelona. Aun así, llegó un momento en el que, sin dejar de relacionarse con dirigentes y empresarios cercanos al partido, prefirió volver al sector privado.

Ángel Simón, entonces presidente de Agbar y actualmente consejero delegado de Criteria, es su gran valedor, pero no el único: los contactos de Murtra en la élite política y empresarial catalana ven en él un perfil con cultura, preparación y técnicamente competente, una persona capaz, rigurosa y con valores basados en “el interés común”. Trabajó en compañías privadas nacionales y extranjeras y, aunque en ese momento aún no había dirigido grandes firmas -pasó por corporaciones británicas aunque no como CEO- logró un buen currículo mixto en el sector público y en el privado. Años antes de su llegada a Indra, ya con Pedro Sánchez en el poder, empezó a ganar visibilidad en sus columnas de La Vanguardia y en las tertulias políticas de TV3.

Indra: purga y militarización

En 2020 abrió la asesoría financiera Northwest Ibs y aterrizó en la firma de finanzas corporativas Closa Capital. En 2021 entró en el patronato de la Fundación Bancaria La Caixa y, justo después, fue nombrado por sorpresa presidente no ejecutivo de Indra, una empresa privada pero con participación relevante del Estado, y que ha estado tradicionalmente sujeta a movimientos políticos en función de los intereses del Gobierno de turno. Uno de los grandes desconocidos del Ibex 35, Indra se asocia sobre todo con la industria de la defensa, pero es un gigante tecnológico español que opera en 140 países. Desde los satélites de la ESA hasta los cazas de combate Eurofighter, pasando por los sofisticados misiles Aegis y CAMM, las Loterías de Cataluña, los radares de carretera, los aviones no tripulados, las máquinas expendedoras de billetes de metro, los AVE de La Meca y el escrutinio de elecciones en buena parte del mundo dependen de los sistemas del garante español de las telecomunicaciones.

El paso de Murtra por la dirección de la compañía sí marca un mayor énfasis en la tecnología militar. Tanto en sus decisiones directivas como en sus declaraciones públicas ha hecho hincapié en el concepto de soberanía estratégica y en las oportunidades que brinda el rearme de Europa frente a las amenazas externas. Sus críticos describen su aterrizaje en Indra como un golpe de mano del Gobierno que se saldó con la purga de todos los consejeros independientes o “rebeldes», proyectando en la compañía una imagen de poca autonomía o profesionalidad. Desde su círculo, en cambio, subrayan la modernización que impulsó en un momento difícil en una empresa que tendrá un papel importante por la inversión que se prevé en Europa para garantizar la seguridad de la sanidad, el urbanismo y las comunicaciones, con la defensa como motor dinamizador de otros sectores económicos.

Alineando el eje Madrid, Barcelona, Riad

Ya en Indra, fundó la gestora de participaciones societarias Laietania Asset Management y accedió a los consejos de firmas como Ebro Foods, Tess Defence y ITP Aereo (Industria de Turbo Propulsores). En paralelo, hubo movimientos en la gran teleco española, Telefónica. En 2023, los saudíes se lanzaron a comprar acciones y derivados de la cotizada con el objetivo de convertir a STC en el dueño principal, algo que no gustó nada a Caixabank -accionista a través de Criteria-, cuyos directivos criticaron públicamente el movimiento y reprocharon a Arabia Saudí la “sorpresa” como método de entrada en la operadora. Ya entonces la entidad financiera reveló que negociaría con el Gobierno para estudiar futuros pasos y posibles soluciones.

El Estado, que debe a la banca y al sector financiero el equivalente a toda la producción económica de España durante un año, encuentra -pese a su enorme endeudamiento (100% del PIB)- 2.000 millones de euros y acaba regresando a través de la SEPI a ser accionista significativo de Telefónica, abriendo la posibilidad de que el capital público español, la banca catalana y la inversión saudí lideren la estrategia de la empresa. Para ello hubo que convencer a Criteria y a su nuevo hombre fuerte, Ángel Simón, que estuvo presente en la reunión en Moncloa que certificó el fin de ciclo, como adelantó THE OBJECTIVE. Con la designación de una persona de su máxima confianza como Murtra, se allanó el camino para relevar a Pallete, reticente en ocasiones a ceder a las presiones de Moncloa o Riad. El nuevo presidente llega con la imagen de haber hecho un buen trabajo en Indra y a quien se le puede pedir que ponga orden Telefónica, que el Gobierno considera un activo primordial. Se reconoce que Pallete ha sido un gestor potente, pero con una estrategia organizativa que ya no se alineaba con la de los principales accionistas. La misión declarada de su sucesor es modernizar y rentabilizar una compañía que el Estado asegura que defenderá, en particular en lo que se refiera a los datos, la IA y la ciberseguridad.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D