Digi será más grande y recrudecerá la guerra comercial si Telefónica compra Vodafone
La operadora vuelve a ser la favorita para quedarse con los ‘remedies’ de la próxima oleada de consolidaciones

El CEO de Digi, Marius Varzaru. | Ricardo Rubio / Europa Press
La compra de Vodafone España no solucionará la guerra comercial, como tampoco lo hizo la integración de Orange con MásMóvil. El gran argumento para forzar las consolidaciones en el mercado ha sido reducir el número de actores, pero sobre todo eliminar a quienes obligan al sector a reducir constantemente sus precios, hundir sus márgenes comerciales y recortar los ingresos hasta hacer imposible la inversión en infraestructuras. Pero las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE coinciden en señalar que el bajo coste puede ser aún más autodestructivo tras la próxima ola de integraciones… si las grandes no afinan bien el tiro.
La clave de todo este complejo puzzle es Digi. Es actualmente la cuarta operadora del mercado y -pese al aumento de sus costes- sigue siendo el gran disruptor por cuarto año consecutivo. Solo hasta el mes de mayo acumuló 450.000 portabilidades netas, un 4% más frente al mismo periodo del año anterior. En un contexto de creciente competitividad y con pequeñas telecos replicando ofertas agresivas, la compañía de origen rumano sigue siendo el líder en captación.
Y la víctima preferida de Digi (a la que le arrebata más clientes) es precisamente MasOrange. Hace casi tres años Orange empezó las negociaciones para integrarse con MásMóvil bajo dos supuestos: eliminar del mercado a la teleco que más clientes le arrebataba; y el miedo de los franceses a perder en manos de Vodafone -con quien también negociaba la operadora amarilla- a su gran cliente mayorista, el que apuntalaba sus cuentas y le permitía rentabilizar su red fija y de móvil.
‘Joint venture’
Y más de un año después de la operación MasOrange es la teleco que pierde más clientes a manos de Digi, en gran parte porque la compañía rumana sigue rebajando los precios y porque una legión de pequeñas telecos le secundan con ofertas aún más agresivas. Desde hace doce meses, todo lo que gana Digi es casi exactamente equivalente a lo que pierden Telefónica, Vodafone y la joint venture. Las grandes no se quitan clientes entre ellos, solo los pierden contra el low cost.
Y como es lógico, ante la pérdida de clientes y el bajo margen de otros negocios complementarios (energía, seguros, alarmas) los ingresos de las grandes telecos crecen a un ritmo de un dígito bajo y con visos de estancarse en los próximos años. Los problemas son los mismos -o casi los mismos- que antes de la fusión. Por ello, los expertos consultados por este diario coinciden en señalar que Orange equivocó el tiro, y si bien no identificó mal al enemigo, se enfrascó en un proceso tan largo que cuando pudo finalmente concretar la integración el mercado había cambiado radicalmente.
Cuando empezaron las negociaciones en 2022, MásMóvil seguía siendo una de las telecos que más clientes ganaba, pero al aprobarse la fusión ya había dejado de ampliar cuota de mercado. Dos años en los que Digi tomó el testigo y se transformó en el gigante a batir. No se sabe si alguien lo vio venir, pero lo cierto es que en los 24 meses que duró el proceso de autorización, el terreno de juego se transformó tanto que convirtió en inútil la integración incluso antes de que ésta se concretara.
La ‘nueva’ MásMóvil
Y lo que fue peor (para las grandes), es que los remedies de la joint venture fueron a parar íntegramente a Digi, lo que les hizo más fuertes y les ayudó a negociar en mejores condiciones sus contratos mayoristas con Telefónica. Este 2025 está ajustando piezas para lanzar su red móvil propia, una infraestructura pequeña, acotada y solo en grandes urbes, pero que le ha permitido obtener importantes ahorros en el alquiler de la infraestructura de Movistar. Es un crecimiento similar al que tuvo en su momento MásMóvil gracias a la red que compró tras la fusión de Jazztel con Orange.
Ya nadie duda de que Digi es la nueva MásMóvil, incluso más agresiva y con precios más bajos. Una estrategia en la que brilla con luz propia, ya que la nueva Vodafone ha sido mucho más contenida de lo que esperaba tras la compra de Zegona. La operadora liderada por José Miguel García ha recuperado el pulso comercial, pero sin reventar el mercado y manteniendo un equilibrio entre productos y costes. Su estrategia no pasa por disparar los ingresos a costa de tirar los precios, sino por buscar la eficiencia.
La eventual compra de Vodafone y su desaparición de facto del mercado no solucionaría las tensiones del mercado ni lograría el gran objetivo de acabar con quienes realizan las políticas comerciales más agresivas. En las últimas semanas se ha especulado con que Telefónica está interesada en la operadora de Zegona y que lleva varias semanas haciendo números. Incluso habría mantenido contactos con MasOrange para repartirse sus activos y sus clientes, en especial en el segmento de empresas y frecuencias móviles, donde se pueden generar problemas de competencia.
Activos de Digi
La venta de Vodafone -considerando que es la tercera red móvil con 14 millones de clientes- necesariamente debe incluir el reparto de sus activos y la entrada de muchos actores. Ni Telefónica ni MasOrange podrán quedarse la mayoría de su espectro para no entrar en una situación de duopolio, lo que obliga incluir a otras compañías como Digi -e incluso Avaltel- en la ecuación para recibir las pertinentes autorizaciones regulatorias. Y por tamaño, la rumana es la que tiene más papeletas para llevarse la mayor parte del pastel.
Si Digi recibe la mayoría de estas frecuencias y activos sería aún más grande, con mayor espectro y con un volumen de clientes (actualmente 6,2 millones de líneas móviles y 2,1 millones de fijas) lo suficientemente elevado como para seguir recortando cuota a MasOrange y a Telefónica. Sería exactamente la misma situación que ya se produjo hace solo un año en la que la teleco rumana se hizo fuerte y cogió impulso para seguir agitando la guerra comercial.
Valor de Vodafone
Y es que no hay dudas de que Digi seguirá agitando la guerra comercial, con precios aún más bajos si se quedan con los remedies tras una eventual venta de Vodafone. Unos activos que también pueden ir a parar a Avatel, una compañía que recientemente fue adquirida por Víctor Rodríguez y la Inveready de Josep Echarri, uno de los fundadores de MásMóvil. Y esta teleco tampoco parece dar síntomas de querer relajar la guerra comercial, lo que podría arrojar un nuevo escenario, no con una, sino con dos nuevas MásMóvil, dos disruptores para impulsar el mercado a la baja.
Esta situación hace reflexionar al sector respecto a si efectivamente tiene sentido para Telefónica comprar Vodafone, con una inversión cercana a los 10.000 millones de euros. Si todo volverá a quedar igual después de la operación y además servirá para engordar a rivales que no tienen entre sus planes relajar la guerra comercial ¿qué sentido tiene agitar el mercado con grandes consolidaciones? Lo que está claro en todo caso es que es necesario asegurar las inversiones del sector en la próxima década, pero no parece clara la fórmula para conseguirlo.