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Telecomunicaciones

Telefónica sigue avanzando en fusiones con Vodafone como prioridad y Digi en la recámara

La operadora basará su estrategia de crecimiento en tres principios: disciplina financiera, rentabilidad y creación de valor

Telefónica sigue avanzando en fusiones con Vodafone como prioridad y Digi en la recámara

Marc Murtra, durante la presentación del plan estratégico este martes. | Telefónica

Telefónica presentó su plan estratégico 2026-2030 sin anunciar ninguna gran operación. La operadora prefirió centrarse en el largo plazo y, consciente del desfavorable entorno regulatorio, prepararse para el ciclo de consolidaciones que se debería abrir próximamente y en el que, reiteraron, quiere ser protagonista, cuando sea posible. Dicho de otra manera, sigue trabajando en las integraciones, pero sin la certeza de que salgan adelante. Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE indican que la compañía no ha dejado de explorar una fusión con Vodafone en España en las últimas semanas y mantiene a Digi como alternativa.

Telefónica ha vuelto a insistir en que quiere ser una de las cuatro grandes operadoras del continente en el futuro y que espera que Europa relaje las condiciones para las fusiones. Una forma de facilitar la competitividad de las grandes empresas del continente para que puedan hacer frente a los gigantes de Estados Unidos y China. Es este contexto, la compañía seguirá explorando todas las opciones ahora sin el peso de la presentación del plan estratégico, lo que les libera de la presión de verse obligados a hacer un gran anuncio ante los inversores.

Desde el mercado se indica que no hay dudas de que Telefónica quiere trabajar para que salga adelante una integración con Vodafone, pero también reconocen que no será fácil, ya no solo por el entorno regulatorio y los frenos que pueden encontrarse en la Comisión Europea, sino también por las elevadas expectativas que tiene el dueño de la ex operadora británica, el fondo Zegona.

Sinergias con Vodafone

Diferentes analistas y bancos de inversión valoran en estos momentos la operadora en unos 5.000 millones de euros, pero tras la compra de las acciones que todavía tiene en su poder Vodafone Reino Unido, y cuando se reordene el capital, este valor podría subir hasta cerca de los 9.000 millones, incluyendo deuda. Las informaciones que se han filtrado indican que en los primeros contactos entre las dos telecos, Zegona indicó que el precio de salida de una eventual venta estaría en los 10.000 millones. Y hay que recordar que la línea roja de Telefónica en las fusiones que quiere emprender es la disciplina financiera, la rentabilidad y la creación de valor.

Los analistas sitúan las sinergias entre los 500 y los 600 millones al año, aunque las reducen a entre 200 y 300 millones en el caso de que la operación se vea afectada por una regulación demasiado restrictiva. La unión con Vodafone devolvería a Telefónica el liderazgo del mercado móvil, pero le obligaría a deshacerse de parte de los activos de la británica en el mercado de empresas y en el de redes fijas. En cualquier caso, todas las fuentes consultadas indican que estamos ante una operación que podría llevar mucho tiempo y que no estaría madura hasta bien entrado 2026.

¿Y si no resulta? Si una eventual integración con Vodafone falla, Digi surge como una atractiva segunda opción. Como ya contó este diario, en el sector se cree que la operación tendría lógica industrial y estratégica. Telefónica es su proveedor mayorista en redes móviles, lo que facilitaría la integración técnica, y el despliegue de la nueva red de Digi se hará casi íntegramente por la ex operadora. La suma de Telefónica y Digi en España contaría con una cuota de mercado móvil superior al 36% y unos 13.600 millones de facturación.

Opciones con Digi

La compañía también podría mantener la marca Digi como enseña independiente, pero con una política de precios más racional y sostenible, lo que permitiría a Telefónica equilibrar su presencia en los tres segmentos: premium (Movistar), medio (O2) y low cost (Digi). Digi ha manifestado su intención de salir a bolsa con un valor de empresa de 2.500 millones, lo que le convierte en una operación que podría costar una cuarta parte del precio que pide Vodafone.

Lo cierto es que el mercado sigue demandando a Telefónica operaciones corporativas, pese a que el plan no ha aportado claridad al respecto. Las expectativas del mercado se fueron diluyendo con el paso de los últimos días ante la posibilidad de conocer un gran anuncio de M&A (integración o fusión) y la constatación de que no se produciría ningún movimiento, penalizó duramente la acción de Telefónica, con una caída de hasta el 13% en una sola jornada, que sumó un desplome de casi el 20% en menos de dos semanas. La operadora perdió todo lo ganado en bolsa desde comienzos de año.

Los analistas penalizan que Telefónica siga insistiendo en que quiere ser un consolidador en Europa, pero no presente ninguna operación que lo acredite. Fuentes del mercado con las que ha hablado este diario ponen como ejemplo los movimientos de Orange Francia, que en las últimas dos semanas ha anunciado la compra conjunta de SFR por 17.000 millones y la adquisición del 50% que no controlaba de MasOrange, por otros 4.250 millones.

Nuevas operaciones

Por otro lado, se han echado en falta de fórmulas para generar liquidez y afrontar las operaciones que -en teoría- están en marcha en España. Se anunciaron sinergias por más de 3.000 millones de euros, a lo que habría que sumar otros 850 millones que se ahorrarán al año tras reducir el dividendo a la mitad en 2026. Pero no es suficiente para afrontar estas operaciones, que solo en el caso de Vodafone en España podrían estar en los 5.000 millones, y superarían los 11.200 millones si incluimos las compras en Alemania y Reino Unido que se han filtrado a la prensa.

En este sentido, desde la operadora agregan que el plan es flexible y que partiendo de la base de que uno de sus pilares será reforzar el flujo de caja libre, se analizarán las operaciones caso a caso y las necesidades de inversión que se necesiten en cada momento. Esto deja la puerta abierta a otras operaciones con las que se ha especulado, como una ampliación de capital, la venta de una participación minoritaria en Brasil o la posibilidad de dar entrada a un socio financiero a una potencial nueva FiberCo en España.

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