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Transporte

Sidenor, la SEPI y el Gobierno vasco no superarán el 30% en Talgo para evitar una opa

Rebasar el umbral por separado supondría una acción concertada que les obligaría a lanzar una oferta por el 100%

Sidenor, la SEPI y el Gobierno vasco no superarán el 30% en Talgo para evitar una opa

Edificio con el logo de Talgo. | Europa Press

Nadie quiere una opa en Talgo. La empresa siderúrgica Sidenor, el Gobierno Vasco (a través del fondo Finkatuz) y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) van a evitar una oferta pública de acciones por el capital del fabricante de trenes. Para ello, lanzarán una oferta previsiblemente al principal accionista de la compañía de fabricación de trenes, Trilantic, por menos del 30% del capital, y muy por debajo de los cinco euros por acción que ofrecieron los húngaros de Ganz-Mavag hace unos meses.

Fuentes conocedoras argumentan que el total de los actores involucrados alcanzarán como máximo el 29,9% del capital para sortear, por un lado, una opa (que supondría una oferta por el cien por cien del capital) y, por otro lado, evitar incurrir en una acción concertada. Respecto del precio, se sitúa levemente por encima de los cuatro euros y hay quien incluso la cifra en 4,15 euros asumiendo un coste total de 154 millones para toda la operación. Esto supondría valorar la compañía en 514 millones, muy por debajo de los 620 de la oferta vetada a Magyar Vagon.

De esta manera, si las tres empresas decidiesen comprar paquetes de acciones por separado, pero superan el umbral del 30%, les sería obligatorio lanzar una oferta de compra por todo el capital. Existen varios indicios, además, que le servirían a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para detectar este tipo de actuaciones corporativas. Uno de ellos, por ejemplo, es si la oferta que se hiciese superara el precio de la cotización, porque incluiría una prima de control, y esta última «es indiciaria de concertación entre compradores».

Propuesta de Sidenor

Por otro lado, al encontrarse Talgo cotizando en el mercado continuo, los compradores tienen luz verde para llegar a un acuerdo por un porcentaje de las acciones del principal accionista por separado. Según fuentes financieras, «la razón por la que no se va a llegar a la oferta de los cinco euros de los húngaros se debe a que la compañía no ha alcanzado este valor en los últimos años (de hecho, habría que remontarse a principios del año 2022)». Incluso, remarcan las mismas fuentes, «durante el periodo en el que Ganz-Mavag ofreció cinco euros, tampoco se logró igualar ese valor (su máxima cotización fue 4,78 euros por acción en febrero de 2024)».

El pasado lunes, Talgo comunicó a la CNMV que iban a estudiar la propuesta del grupo industrial Sidenor para comenzar unas negociaciones por un porcentaje significativo de su capital social o su totalidad. Ocurría después de varios días de continuas especulaciones que estaban provocando ciertas alteraciones en el valor de la acción. De esta manera, la compañía de fabricación de trenes abría la posibilidad a una opa por el cien por cien del capital. No obstante, según fuentes financieras, esta vía está descartada.

Fuentes jurídicas cercanas a Moncloa reconocen que una oferta por debajo de los cinco euros puede disgustar, pero ven «clave» la urgencia que tenga el máximo accionista por vender. Es conocido en el sector su interés por vender su participación en Talgo. Así, y antes de que llegasen los húngaros, contrataron a un banco de inversión que estuvo peinando unos años el mercado en busca de un comprador. La oferta, por lo tanto, sería voluntaria, no competidora y el precio sería libre.

Los húngaros y Talgo

Talgo ya descartó la última oferta de una empresa interesada en la compra de su capital. Se trató de la checa Skoda, que propuso una fusión de los negocios. La oferta que más ha interesado desde la empresa fabricante de trenes fue la de los húngaros Ganz-Mavag. Una operación por el cien por cien del capital valorada en 620 millones de euros, pero que fue vetada por el Ejecutivo por razones de seguridad nacional. Según argumentó el Gobierno, el consorcio mantenía vínculos con Rusia que comprometían aceptar su entrada en una empresa clave para los intereses de Renfe.

Los húngaros, que acabaron retirando la oferta, anunciaron acciones legales contra el Gobierno por esta decisión ante el Tribunal Supremo. Esta semana -después de casi dos meses- es la última con la que cuenta Ganz-Mavag para decidir si recurre o no el veto del Gobierno a hacerse con el control del cien por cien del fabricante de trenes. Fuentes conocedoras aseguran a este periódico que «los húngaros ya no piensan en Talgo y que ya es pasado». Las dudas que tienen en cuanto al recurso están precisamente en el coste que supondría estar meses litigando.

Los que asesoran jurídicamente a Ganz-Mavag en España son los bufetes de Garrigues y de CMS Albiñana & Suárez de Lezo. Los equipos están trabajando en el recurso, pero hace falta la decisión final de los húngaros. El argumento del Gobierno, usando informes de Inteligencia, eleva la guerra jurídica a un terreno complejo de combatir por parte de los juristas. La razón no es otra que el Tribunal Supremo, que sería el que dictase sentencia en caso de que hubiese recurso, no puede contradecir los informes del CNI (Centro Nacional de Inteligencia) porque escapan de su ámbito de acción. A esto último es lo que se agarran desde el Ejecutivo para mostrar su confianza.

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