El CNI no desclasificará el cuestionado informe de Talgo tras renunciar los húngaros al recurso
Voces del sector discrepan de que la opa vetada por el Gobierno supusiese un peligro para la seguridad en Europa
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no desclasificará su informe sobre el peligro que suponía dar luz verde a la opa (oferta pública de adquisición) de los húngaros de Ganz-Mavag sobre Talgo. Un documento que implicaba riesgos para la seguridad nacional y que vinculaba a dicho consorcio con Rusia. Sin embargo, la renuncia de estos a recurrir el veto del Gobierno ante el Tribunal Supremo impide que el Alto Tribunal solicite la desclasificación del informe a Inteligencia.
Según publicó a principios de septiembre Financial Times, una de las razones del veto fue que el Gobierno no quería que Hungría adquiriese la tecnología de ancho de Talgo (permite circular por diversas vías gracias a su sistema de rodadura desplazable) que Ucrania necesita para su sistema ferroviario. Algo que es rechazado por fuentes expertas en ingeniería ferroviaria a las que ha tenido acceso THE OBJECTIVE.
Fuentes conocedoras argumentan que hoy Ucrania ya cuenta con el mismo ancho de vía que Rusia (1.520 milímetros), como también ocurre con otros países que han sido antiguos satélites de la Unión Soviética (URSS) o del Imperio Ruso (caso de Finlandia). Además, en caso de que se quisiese instalar el ancho variable (el continental) en Ucrania, las mismas fuentes señalan que el intercambiador de Talgo (que permiten que exista continuidad entre diferentes anchos) se encuentra en la frontera entre Polonia y Bielorrusia. Esto surgió tras los acuerdos alcanzados en 2011 con Rusia, en los que Talgo se comprometió a suministrar material ferroviario de última generación a la operadora ferroviaria rusa RZD. Eso permitió crear una línea directa entre Moscú y Berlín a través de Bielorrusia.
Finlandia, tras el estallido de la guerra en 2022, puso fin al tren expreso Allegro que unía San Petersburgo con Helsinki. Por otro lado, fuentes expertas aseguran que «si hubiese un ataque militar o guerra con Europa, Rusia tendría una mínima probabilidad de utilizar sus trenes porque su ancho de vía es diferente al europeo (que es de 1.435 milímetros) y, además, las locomotoras rusas tienen unos gálibos (medidas de los vehículos ferroviarios) distintos y un peso superior que no permitiría la entrada de los trenes en los túneles y el paso por algunos puentes, que se derribarían».
Las mismas fuentes hacen énfasis en el tipo de tren que hace Talgo. «No fabrica vagones de mercancías, por lo que sus trenes no valdrían para el transporte de material pesado, sino solo para el movimiento de tropas. El ferrocarril siempre se ha considerado un elemento principal en la defensa militar, pero hay que ser muy meticulosos en los informes que se realizan y estudiar todos los parámetros técnicos ferroviarios».
Talgo y Rusia
El portavoz del consorcio húngaro, András Tombor, rechazó vínculos con Rusia en su visita a Madrid el pasado mes de julio. Según señaló hace ya varios meses, Magyar Vagon, compañía líder del consorcio, fue una de las primeras empresas de Europa que dejó de colaborar con las rusas tras la guerra. Un país con el que la empresa española alcanzó en 2011 un acuerdo, antes mencionado, con la operadora ferroviaria rusa RZD. La firma se estampó durante el Foro Económico Internacional que tuvo lugar en San Petersburgo (Rusia) y al que acudió el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Por entonces, el ministro de Fomento era José Blanco.
El hecho de que el Gobierno tuviese informes de Inteligencia hacía casi inviable jurídicamente para los húngaros ganar el recurso, porque el Supremo no podría poner en cuestión dichos documentos al ser competencia del CNI. La venta de Talgo está generando un problema para el Ministerio de Transportes y la Moncloa. Después de múltiples alternativas a la opa húngara, parece que la vasca Sidenor es la que mejor posicionada está para hacerse con una parte minoritaria del capital del principal accionista, Trilantic. «Todo depende de si la oferta convence a Javier Bañón (socio fundador). Aunque en Sidenor van serio, el precio que van a ofrecer va a ser mucho más bajo que el de los húngaros», señalan fuentes conocedoras.
Cuando se habla de Talgo no solo hay que pensar en que es una mera empresa de fabricación de trenes. Es además una de las que tiene la patente de los intercambiadores de ancho de vía en España -que permiten que exista continuidad entre el ancho variable (1.435 milímetros) e ibérico, (1.665 milímetros)- y el sistema de rodadura desplazable.