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Transporte

Aena ocultó a las comunidades los planes de Ryanair para evitar el fin de sus vuelos

Las autonomías apoyan a la aerolínea en la disputa que mantiene con la compañía pública y el ministro Óscar Puente

Aena ocultó a las comunidades los planes de Ryanair para evitar el fin de sus vuelos

El presidente de Aena, Maurici Lucena. | Europa Press

Hay malestar entre los consejeros de Transportes de las comunidades autónomas con la empresa pública Aena. El gestor de los aeropuertos, participado en un 51% por el Estado, ocultó a las regiones los planes que la principal aerolínea del país por transporte de pasajeros, Ryanair, le transmitió hasta en dos ocasiones para evitar el fin de sus vuelos en dichos aeropuertos. El plan de la aerolínea era que la empresa pública rebajara sus tasas aeroportuarias para incentivar los vuelos en aquellos lugares donde existe menos demanda.

Durante el pasado año, y mientras tuvo lugar la negociación entre el Gobierno y Ryanair, las regiones -principales interesadas en que los vuelos de la compañía irlandesa se mantuvieran- desconocieron las propuestas porque el gestor no se lo transmitió. Aena se mostró inflexible en la negociación con Ryanair. Rechazó un primer documento en enero de 2024 y, unos meses después, en septiembre, una segunda propuesta. La consecuencia fue la cancelación de todos sus vuelos a Jerez y Valladolid y la reducción del tráfico en Vigo, Santiago, Zaragoza, Asturias y Santander.

Las regiones han manifestado su sintonía con la aerolínea, y Ryanair comenzará un roadshow por diferentes puntos del país para explicar su plan. Aena ha mostrado un gran interés en convertir los aeropuertos en algo más que una mera infraestructura que sirva para que los aviones despeguen y aterricen. El objetivo es convertirlo en un hub comercial que sirva de experiencia para los pasajeros. La compañía pública genera su facturación a través de los importantes porcentajes de cada venta que se ejecuta en los comercios de los aeropuertos y un porcentaje por cada pasajero que compra un billete de avión, por lo que le interesan los grandes aeropuertos, como Madrid, Barcelona y Málaga, frente a los regionales.

La paradoja con Francia

Este escenario crea una paradoja, ya que el ministro Puente está intentando evitar en España lo que busca en Francia. Es decir, el Ministerio de Transportes, a través de la compañía pública Renfe, está luchando contra la estatal francesa SNCF por hacerse con diferentes trayectos domésticos. Un empeño que no está dando sus frutos por la «lentitud», denuncian, con la que Francia está homologando los trayectos. Al mismo tiempo, en España el mismo ministerio está poniendo obstáculos para que la aerolínea Ryanair continúe con sus rutas por las diferentes zonas del país.

El pasado martes, el ministro Puente, según publicó Cinco Días, cargó contra Ryanair por «el tono insolente» de la aerolínea. Una realidad que contrasta con lo que ocurrió unos días antes con el presidente de Aena, Maurici Lucena, que atizó públicamente a la aerolínea en un evento en Madrid mostrándose «nervioso» y perdiendo cierta compostura institucional. Lucena lleva desde 2018 al frente de la empresa, y aunque está consiguiendo resultados financieros positivos, ha mantenido en las últimas semanas una alta tensión con el ministro Puente después de que este le criticase en un evento en Valladolid por el fracaso de su plan de incentivos en los aeropuertos.

El pasado martes, el consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary, calificó al ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, de «ministro loco comunista». El enfrentamiento entre ambos comenzó meses atrás, cuando Bustinduy sancionó con 179 millones de euros a la aerolínea irlandesa por incluir «sobrecostes en el equipaje de mano». Una multa que Óscar Puente intentó evitar. Finalmente, el ala socialista cedió para evitar una crisis en la coalición del Gobierno.

Puente, en poco más de un año al frente de la cartera de Transporte, ha tenido ya tres choques con tres compañías diferentes. Además de la ya mencionada, Ryanair, el Ministerio mantiene una batalla que quiere elevar a Bruselas con uno de los tres operadores ferroviarios del país, la francesa Ouigo, por «competencia desleal». De hecho, lleva más de medio año elaborando un macroinforme que pretende presentar en Bruselas. Por otro lado, Puente fue uno de los más activos en el veto a la opa sobre Talgo de los húngaros de Magyar Vagon a los que se les acusó de tener vínculos con Rusia.

El pasado año estuvo caracterizado por la crisis en el sector ferroviario, marcada por la corrupción y los continuos retrasos de los trenes. La consecuencia de ello fue la destitución de los dos presidentes de las dos principales compañías (ADIF y Renfe). Una sensación de caos que parece que este año se ha contagiado al sector aéreo, en el que el Gobierno ha desatado una guerra sin parangón con la que es la principal aerolínea del país en número de viajeros.

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