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Transporte

La SEPI valora entrar en Talgo con un paquete accionarial e implicarse en su gestión

El Ministerio de Hacienda busca una solución a largo plazo que dé tranquilidad a inversores y a la banca acreedora

La SEPI valora entrar en Talgo con un paquete accionarial e implicarse en su gestión

Belen Gualda, presidenta de la SEPI, y Maria Jesús Montero, ministra de Hacienda. | Europa Press

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) prepara su desembarco en Talgo con varios instrumentos, entre los que está la posibilidad de tener un paquete accionarial, e incluso poder implicarse en la gestión con la designación de un vocal dentro del consejo de administración. Fuentes conocedoras consultadas por THE OBJECTIVE indican que se trabaja en un paquete de medidas que permitan aportar la liquidez necesaria para salvar la entrada de los nuevos socios liderados por la vasca Sidenor, una irrupción que hasta la fecha sigue sin cerrarse.

Este diario publicó el pasado 27 de mayo que Óscar Puente había movido ficha ‘in extremis’ para que el Ministerio de Hacienda -a través de la SEPI y del Instituto de Crédito Oficial (ICO)- inyectara capital en Talgo para salvar una operación que corría el riesgo de saltar por los aires. Los problemas de liquidez de Sidenor (que había acordado con Trilantic la compra de su 29% hace casi cuatro meses) sumados a la multa de 118 millones que el fabricante debe abonar a Renfe, hacían casi imposible sacar adelante una operación en la que el Ministro de Transportes había depositado todo su capital político.

Y efectivamente, una semana después, El Economista publicó que la SEPI y el ICO trabajaban en una solución conjunta para inyectar al menos 150 millones en el fabricante de trenes. Esta pasaba por entregar un préstamo participativo con una carencia de al menos dos años y con un pago a cuatro o seis cursos en condiciones similares a las otorgadas a las rescatadas durante la pandemia. Al igual que estos casos, si no se abonaba el pago, el Estado podía convertir el crédito en acciones y -con la valoración actual de Talgo- podría quedarse al menos con una cuarta parte de la empresa.

Compra de Talgo

Esta solución permitía abonar la multa de Renfe; sacar estos 116 millones del balance; no tocar la caja y -aunque se engorda la deuda de 404 millones-; participar en contratos al aportar unas cuentas saneadas y sin el lastre de esta penalización. Aunque la dificultad serían los intereses. En la vasca intentan que el préstamo sea el mejor tipo posible, pero la SEPI sostiene que debe atenerse a la normativa de Bruselas respecto de las ayudas de Estado. Con todo, esta es una negociación perfectamente abordable.

Sin embargo, el gran problema siguen siendo las dificultades de Sidenor para conseguir los 40 millones que le permitan hacer frente a la compra del 29% de Talgo. En febrero, el consorcio –que también conforman, además de la empresa de José Antonio Jainaga, el Gobierno Vasco y las Fundaciones Vital y Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK)– se comprometió a abonar un primer pago de 153 millones y elevar el desembolso total hasta los 184 millones en 2029. Y a día de hoy el operador vasco de acero sigue teniendo trabas con la banca para financiar esta participación.

En la SEPI trabajan con el escenario de que sean ellos sean los que terminen finalmente entrando en el capital con esos 40 millones -lo que significaría que Sidenor salga de la ecuación- o que se reestructure el núcleo del holding inversor para quitar peso a los privados y dar entrada a la sociedad pública estatal con un porcentaje incluso mayor que les permita crecer en el futuro comprando otros paquetes minoritarios.

Gobierno vasco

En este escenario también se estima que el Estado y el Ministerio de Hacienda puedan entrar en el consejo de administración para supervisar la marcha de la empresa y asegurarse el pago del préstamo participativo en caso de que se concrete. Con el Gobierno como accionista de la SEPI desde el primer momento, las garantías para la banca y para una eventual refinanciación del pasivo son mucho mayores.

El caso es que incluso si Sidenor logra aportar los 40 millones necesarios para cerrar el trato con Trilantic, Talgo necesita el apoyo de un socio industrial que les permita sacar adelante una cartera de pedidos de 4.100 millones de euros y ese partner no pueden ser los vascos, que además tienen crecientes problemas por los aranceles de Donald Trump al acero. Por ello, con la SEPI en el capital, el fabricante de trenes tendría mayor poder de negociación ante eventuales multas y para buscar socios estratégicos en el extranjero, incluso con quienes se han mostrado interesados en comprar la compañía.

Este martes, el consejero de Hacienda y Finanzas del Gobierno vasco, Noël d’Anjou, volvió a indicar que la operación para la entrada en Talgo está “cerca de cerrarse”, algo que no es nuevo, ya que lleva varias semanas indicando lo mismo. La única novedad fue precisamente la posibilidad de que a esta solución “pudiera incorporarse” la SEPI, aunque no detalló bajo qué fórmulas podría hacerse esta entrada.

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