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Transporte

ADIF dispara su deuda un 47% hasta los 1.670 millones en pleno caos ferroviario

El administrador ferroviario evitó registrar nuevas pérdidas gracias a la venta de sus terrenos en la operación Chamartín

ADIF dispara su deuda un 47% hasta los 1.670 millones en pleno caos ferroviario

Luis Pedro Marco de la Peña, presidente de ADIF. | Carlos Luján / Europa Press

El administrador ferroviario ADIF registró uno de sus mayores desequilibrios financieros de la década al cierre del año 2024. Sus últimas cuentas anuales indican su endeudamiento fue de 1.673 millones de euros, solo comparable a los 1.954 millones de 2021, tras la pandemia, y que significa elevar el pasivo en un 47% respecto de los datos del año anterior, según el análisis de THE OBJECTIVE. Estas cifras llegan además en uno de los momentos de mayores inversiones en infraestructuras y en medio de un constante caos ferroviario.

ADIF es la empresa estatal -dependiente del Ministerio de Transportesque gestiona en régimen de monopolio la infraestructura ferroviaria de España. Su labor es realizar obras de mantenimiento, nuevas estaciones y kilómetros de vías, por lo que recibe millonarias subvenciones del Estado, de fondos europeos y el pago de un canon por mantenimiento que deben aportar Renfe, Ouigo e Iryo. Es, por tanto, la responsable última de evitar el caos ferroviario que en los últimos meses se ha acrecentado en la red española, el último en el tramo entre Andalucía y Madrid esta misma semana.

Desde el punto financiero y empresarial no parece que la administración de vías sea un gran negocio. O al menos no bajo la gestión directa del Gobierno, que designa a su cúpula directiva y supervisa sus planes estratégicos. De hecho, las cifras registradas por ADIF desde que el PSOE llegó al poder en 2018 no son nada positivas. En los últimos siete ejercicios cerrados, las pérdidas acumuladas llegan a los 112 millones de euros, con beneficios solamente en los años 2021 y 2024. Y este último solo gracias a la venta del suelo de la ‘operación Chamartín’.

Resultados de 2024

ADIF reconoce en sus cuentas que esta venta de suelo para construir complejos inmobiliarios junto a la Estación de Chamartín le reportó unos ingresos de 420 millones (más otros 13 millones de ventas) les permitió computar como enajenaciones del inmovilizado 389 millones que se sumaron directamente al beneficio operativo bruto (ebit). De no haberse producido este impacto, los beneficios de 384 millones de 2024 se hubiesen transformado en pérdidas de al menos cinco millones. Y a su vez esto hubiese significado un desequilibrio acumulado de más de 500 millones desde 2018.

Al analizar las cuentas de ADIF se confirma su extrema dependencia de los fondos públicos, subvenciones y de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), sin los que probablemente tendría muy difícil seguir operando. En cuanto a su facturación, la compañía computa como importe neto de cifra de negocios lo que recibe en concepto de cánones para administrar las infraestructuras y evitar que se produzcan colapsos. También computa otros ingresos 1.052 millones correspondientes a diversos alquileres y servicios prestados en estaciones, terminales y administración. En esta última partida encontramos subvenciones de explotación por valor de 259 millones. 

Sin embargo, estos ingresos operativos van prácticamente íntegros a financiar los 924 millones de gastos de explotación. En ellos encontramos partidas como reparaciones y conservación de la infraestructura, con 625 millones de euros, por encima de los 580 millones del año 2023; servicios de atención a viajeros con 92 millones; actuaciones de inversión para terceros con 63 millones; y alquileres y cánones por otros 18 millones.

Gastos de ADIF

Con todo, la gran losa para las cuentas de ADIF es la elevada masa salarial. Durante 2024 gastaron en este apartado 752,4 millones frente a los 716,9 millones del año anterior, 552 para salarios y otros 197 para cargas sociales. En un año el número de empleados pasó de 12.806 a 13.429. Cifras que sorprenden, ya que -como adelantó este diario- se destina mucho más dinero a pagar a su plantilla que a conservar las vías, que es su razón de existir. Solo así se explica una elevada y poco eficiente estructura demasiado habitual en las empresas públicas.

Otra particularidad en las cuentas de ADIF es su elevada deuda tributaria. La compañía tiene pasivos por impuesto diferido por valor de 4.073 millones de euros. Un pasivo por impuesto diferido es una obligación contable que surge cuando una empresa ha reconocido ingresos o gastos en su estado financiero, pero la diferencia temporal entre la base contable y la base fiscal implica que el impuesto correspondiente se pagará en períodos futuros. Se debe, pero no hay que pagarlo todavía. Por otro lado, tiene pendientes de recibir de las administraciones públicas 1.126 millones en fondos europeos.

ADIF también tiene computado en su balance subvenciones, donaciones y legados recibidos por valor de 12.221 millones de euros, de los que solo en 2024 recibió 1.717 millones. Recibe estas ayudas mediante fondos europeos, los PGE y compensación de servicio. Por ejemplo, al cierre de 2024 había recibido un acumulado de 1.137 millones del Plan de Recuperación y Resiliencia (el programa le ha concedido 4.350 millones); 301 millones de subvenciones europeas varias; 7.035 millones de entregas del Estado para pagar obras; o 1.657 millones que también ha entregado el Estado en concepto del Convenio Marco de inversiones 21-25.

Deuda y pasivo financiero

Pese a ello, la deuda está en uno de sus niveles más elevados de la última década, paradójicamente por la recepción de parte de estas ayudas. Ha pasado desde los 1.138 millones de 2023 hasta los 1.673 millones de 2024, 535 millones más. La actual deuda está compuesta por 130 millones con entidades de crédito, principalmente el Banco Europeo de Inversiones y con otras como Banco Santander, el Banco Popular y Bankinter para financiar las inversiones en inmovilizado material contempladas en el Plan de Actuación Plurianual (PAP).

Pero el grueso corresponde a otros pasivos financieros por 1.181 millones. Estos otros pasivos financieros corresponden a importes cobrados por ayudas europeas o procedentes de otros organismos para la financiación de la infraestructura ferroviaria en la red de titularidad de ADIF, que se reclasificarán a los epígrafes de patrimonio neto y pasivo por impuesto diferido cuando se hayan cumplido las condiciones establecidas para su concesión. Si no se cumplen estas condiciones -algo que no es descartable- este montante se consolidaría como deuda.

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