Malestar ferroviario con Puente por tapar su gestión en Renfe y ADIF con anuncios estrella
Además, la gestión de Aena con las tasas aeroportuarias tiene encendido al sector aéreo

El ministro de Transportes, Óscar Puente. | EP
El ministro de Transportes, Óscar Puente, es aficionado a los grandes anuncios. Desde que fue nombrado al frente de esta cartera —noviembre de 2023— acumula proyectos importantes, desde conectar Almería con la frontera francesa a través del corredor mediterráneo para el año 2027 hasta reformas en las estaciones de Granada y Valladolid, y recientemente, adaptar la red de alta velocidad a 350 kilómetros por hora entre Madrid y Barcelona.
Pero detrás de estos anuncios, cuyo grado de viabilidad aún se debate dentro del sector, hay una gestión muy polémica en dos de las empresas que dependen del Ministerio de Transportes: Renfe y ADIF. En el caso de la empresa de trenes, la gestión que se lleva a cabo ha provocado críticas internas. La compañía ha anunciado y anulado hasta en dos ocasiones la jubilación forzosa de casi 300 empleados que tenía previsto para este año.
La dirección justificaba, a través del Estatuto de Trabajadores, el despido de los empleados que habían cumplido 65 años porque, según sus cálculos, se incumplía la cuota del 20% mujeres en la plantilla. Después de la denuncia de los trabajadores (que no han contado con el apoyo de los principales sindicatos), la empresa ferroviaria tuvo que corregir su movimiento porque el porcentaje de mujeres era superior (en concreto, del 29%).
Al mismo tiempo, Puente hace desembarcar a cargos del Ministerio de Transportes en la compañía pública ferroviaria. Así, y después de la llegada de su presidente, Álvaro Fernández de Heredia, han llegado José Alfonso Gálvez (ex director general de Estrategias de Movilidad) como número dos de la empresa, la ex directora general de Transporte por carretera, Roser Obrer y la ex secretaria general de Transporte Marta Serrano, que es la actual directora del Área Técnica, Seguridad y Experiencia de la compañía.
La inestabilidad de la empresa pública se puede observar solo atendiendo al número de presidentes en los últimos años: desde 2023 ha habido hasta tres distintos: Isaías Táboas (dimitió en febrero de 2023), Raül Blanco (2023 hasta enero de 2025) y Álvaro Fernández Heredia (actualidad).
En cuanto a ADIF, la dirección general de Negocio y Cliente, uno de los seis pilares de la cúpula de la empresa, ha cumplido cuatro meses sin que haya nadie al frente después de la destitución de su último director general. La sensación de improvisación continua dentro de la empresa desde que llegó el actual presidente, Luis Pedro Marco, es notoria, y prueba de ello es la constatación de vacío en un área clave para la gestión de la infraestructura ferroviaria y los servicios al usuario.
Todo ello ocurre en un momento de crisis de reputación de la compañía, que está en el foco de la Justicia después de que se imputara a su expresidenta, Isabel Pardo de Vera, por varios delitos durante su mandato. Además, la empresa se vio involucrada en el presunto amaño de varios contratos de la trama que salpica a dos ex secretarios de Organización del PSOE, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, y al asesor del primero, Koldo García.
Por último, Aena —cuyo 51% depende de Enaire (que está adscrita al Ministerio de Transportes)— también tiene una gestión controvertida. En este caso con sus clientes, las aerolíneas, que están en pie de guerra por el aumento de las tasas aeroportuarias. En un intento de evitar una derrota parlamentaria con este asunto, la empresa presionó a través de un comunicado con poner en juego inversiones valoradas en miles de millones de euros si su medida no salía adelante, lo que provocó que cayese en Bolsa aquel día un 5%.
