El bar de los Beatles en Liverpool, reconocido como monumento histórico
El Philharmonic Dining Rooms es el primer bar inglés de la época victoriana clasificado como monumento histórico de primera categoría
El Philharmonic Dining Rooms era toda una institución en Liverpool, donde solían reunirse los Beatles. Pero este miércoles se ha convertido en el primer bar inglés de la época victoriana clasificado como monumento histórico de primera categoría. El «Phil», como se conoce afectuosamente en esta ciudad al bar que tanto disfrutaba el legendario grupo de música, fue construido en 1898 por el arquitecto Walter Thomas durante la que se considera como la edad de oro en la construcción de estas tabernas denominadas «public houses» o simplemente «pubs».
Situado frente a la sala de conciertos filarmónicos de Liverpool, se distingue por su exuberante fachada de piedra tallada y su interior profusamente decorado. John Lennon se había quejado en una ocasión de que la peor consecuencia de la fama de los Beatles era el «ya no poder ir a beber una cerveza al Phil».
En un viaje en 2018 a la ciudad donde surgió el legendario grupo pop, Paul McCartney sorprendió a los clientes del local con un concierto improvisado. Desde 1955 estaba clasificado como monumento histórico de segunda categoría, pero a partir de este miércoles se suma en lo más alto de la lista del patrimonio a joyas arquitectónicas, como el Palacio de Buckingham.
En opinión de Duncan Wilson, director general de Historic England, el organismo encargado de estas clasificaciones, el Philharmonic Dining Rooms es una muestra excepcional de la época victoriana. Su paso a la primera categoría histórica «permitirá preservar su interior excepcional y su exterior» extravagante, ornado con florones en forma de obelisco, chimeneas, torretas y un balcón en la segunda planta.
Su puerta principal, formada por una reja de hierro forjado y dorado, está considerada una de las más hermosas obras modernistas de Inglaterra. En el interior del local, su barra en forma de herradura está rodeada de complejas vidrieras y chimeneas de caoba.
Su propietario, Eamonn Lavin, considera esta clasificación en la cima del patrimonio arquitectónico del país como un «verdadero honor» para este edificio con «una historia muy rica», visitado por «gente de todo el mundo» que acude a admirarlo y a «probar algunas cervezas».