El dueño y la camarera del bar de Alsasua declaran que no vieron la agresión a los guardias civiles
El dueño y una camarera del bar donde agredieron a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua en octubre de 2016 han declarado este miércoles, en el tercer día del juicio a los presuntos agresores, que no vieron la agresión ni dentro ni fuera del establecimiento. Aseguran que se encontraron al teniente tendido en el suelo al llegar.
El dueño y una camarera del bar donde agredieron a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua en octubre de 2016 han declarado este miércoles, en el tercer día del juicio a los presuntos agresores, que no vieron la agresión ni dentro ni fuera del establecimiento. Aseguran que se encontraron al teniente tendido en el suelo al llegar. También han declarado este miércoles los policías forales que acudieron al bar tras la agresión y han asegurado que vieron «claramente que fue una paliza y ya está».
Estas declaraciones llegan después de que los acusados negaran los hechos en el primer día de juicio y de que los agentes aseguraran el martes que temieron por su vida en un momento de la agresión.
El dueño del bar ha declarado que no vio nada raro y que salió del bar cuando ya se habían ido los agresores. Al salir, se encontró con el teniente agredido y con su novia, que en un primer momento le increpó hasta que se dio cuenta de que no era uno de los agresores.
“Me quito la chaqueta, me meto el dinero en el bolsillo y le pongo la chaqueta” al teniente, ha relatado el dueño del bar Koxka, que ha explicado que después le dijo a la camarera que “había habido una bronca y habían pegado al agente”.
El fiscal ha recordado entonces al testigo que en una declaración anterior en la sede policial dio una versión diferente, en la que afirmaba que fue la camarera la que le informó a él de que “estaba pegándose una cuadrilla de personas latinoamericanas”.
Respecto a los acusados en el juicio por la agresión a los agentes y sus parejas, el propietario solo ha reconocido que vio dentro del bar a uno de ellos, Ohian Aranz, que se enfrenta a la mayor pena, 62 años y medio de prisión, y que negó haber participado en la agresión.
Por su parte, la camarera del bar ha declarado que esa noche no pasó “nada” que le “llamase la atención” dentro del bar, donde permaneció hasta que acabó la agresión. “En ningún momento percibimos que estaba pasando nada” dentro del bar, ni siquiera las agresiones que los agentes y sus novias han denunciado que ocurrieron al salir del local.
Según su declaración, cuando salió a la calle el teniente le devolvió la chaqueta que le había dejado el propietario para cubrirse. “Le vi de frente y me llamó la atención que tenía una camisa blanca y estaba limpia”, ha dicho la camarera. “Al día siguiente al escuchar noticias fue un poco extraño porque nosotros no habíamos percibido semejante jaleo”, ha añadido.
Por su parte, los policías forales han afirmado que los agresores sabían que los agredidos eran guardias civiles, pues les recriminaron al llegar que entraran en el juego de la Guardia Civil y les pidieron que detuvieran a las víctimas porque no eran de allí.
A pesar de las indicaciones de los agentes, los policías solo lograron detener a uno de los acusados, Jokin Unamuno, tras lo que numerosas personas se congregaron en torno al vehículo policial y sacaron al arrestado. «Veíamos la necesidad de pedir apoyo porque la cosa podía empeorar», ha dicho uno de los policías. Su compañero, además, ha dicho que temió por su integridad física.
Ambos han explicado que cuando tienen que actuar en Alsasua acaban «teniendo que salir rápido, porque enseguida empiezan los gritos y los insultos». En esta ocasión, «había gente que claramente te miraba con asco, como muchas veces», han dicho.