En sus viajes espaciales, los astronautas de las misiones Apolo Buzz Aldrin, Neil Armstrong, Charlie Duke o John Young regresaron a la Tierra con muestras lunares, que han sido examinadas por diferentes grupos científicos. Ahora, una de estas rocas desvela que probablemente el interior de la Luna es muy seco.
Esta es la principal conclusión de un estudio que publica la revista PNAS, liderado por científicos de la Universidad de California San Diego y con participación de la Universidad de Nuevo México, ambas en Estados Unidos, y del Instituto de física terrestre de París.
El artículo contradice a otro recientemente publicado en la revista Nature Geoscience por investigadores de la Universidad de Brown (EEUU) que sugería que el interior de la Luna es húmedo.
Saber si nuestro satélite es húmedo o no parece una cuestión trivial, pero no lo es, señala en una nota la Universidad de California San Diego, que apunta que la cantidad de agua y de otros elementos y compuestos volátiles otorgan pistas sobre su formación, reseña EFE.
Se trata de una pregunta «realmente importante», indica el geoquímico James Day, principal autor de este estudio financiado por el programa Mundos Emergentes de la NASA: si la Luna está seca, como hemos pensado durante los últimos 45 años desde las misiones de Apolo, esto es consistente con que la Luna se formó como resultado de algún tipo de cataclismo y de evento de gran impacto.
El estudio que ahora se publica sugiere que cuando la Luna se formó era un cuerpo «muy, muy caliente, esencialmente un océano de magma», explica Day, quien, junto a sus colegas, sostiene que fueron estas altas temperaturas las que provocaron que agua y otros compuestos volátiles, como el zinc, se evaporaran muy al inicio.
Los investigadores llegaron a estas conclusiones después de examinar fragmentos de la «Rusty Rock» -roca oxidada-, una roca recolectada en la superficie de la Luna durante la misión Apolo 16, en 1972: se trata de la única piedra lunar que volvió con lo que parecía ser óxido en su superficie externa, detalla Day.
El agua es un ingrediente esencial del óxido y durante mucho tiempo fue un misterio para los científicos saber de dónde venía ese agua de la «Rusty Rock»; algunas especulaciones se inclinaban por que el agua podría ser terrestre, pero las pruebas posteriores demostraron que tanto la roca como el óxido eran de origen lunar.
El nuevo análisis químico realizado por Day y su equipo reveló «una composición congruente con un interior lunar muy seco».
«Es un poco una paradoja», admite Day, ya que es una «roca húmeda» que viene de una parte interior muy seca.
La explicación podría estar, según este estudio, en el zinc: los investigadores encontraron que el óxido de la «Rusty Rock» está lleno de isótopos ligeros de zinc, probablemente producto de una condensación de este elemento en la superficie lunar después de la evaporación durante el abrasador período de la formación de la Luna.
Sin embargo, estos resultados contradicen a los de la Universidad de Brown; sus científicos analizaron depósitos de cristales distribuidos en la superficie lunar y concluyeron que el agua atrapada en ellos significa que el interior de la Luna es húmedo.
«Este estudio dice que todos los depósitos de las cuentas de cristales en la superficie lunar son húmedos, lo cual es una gran observación, pero no puede dilucidar el mecanismo de su formación«, apunta Day, cuyo equipo también está estudiando estos cristales.