El partido de Macron barre en las legislativas francesas, marcadas por la abstención
El movimiento La República en Marcha (LREM) del presidente Emmanuel Macron obtuvo este domingo una aplastante mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones legislativas celebradas en Francia, donde la oposición ha quedado reducida de forma drástica, en unos comicios empañados por la histórica abstención.
El movimiento La República en Marcha (LREM) del presidente Emmanuel Macron obtuvo este domingo una aplastante mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones legislativas celebradas en Francia, donde la oposición ha quedado reducida de forma drástica, en unos comicios empañados por la histórica abstención, según los datos oficiales a la espera del recuento definitivo de los votos.
El LREM, creado hace poco más de un año, y su aliado centrista del MoDem barrieron a los principales partidos históricos de la izquierda y de la derecha con 350 escaños de los 577 en la Asamblea Naciones, una cifra muy superior a los 289 necesarios para la mayoría absoluta, según los últimos datos oficiales del Ministerio del Interior, con casi la mayoría de los votos escrutados.
La victoria ha quedado empañada por una abstención histórica, superior al 56,83%, según resultados casi definitivos. La victoria anunciada del partido del presidente, junto con un desinterés creciente por la política, ha disuadido a muchos votantes de acudir a las urnas, según los analistas.
«Hace un año, nadie habría imaginado una renovación política semejante», se felicitó el primer ministro, Edouard Philippe.
Tras estas elecciones, la Asamblea Nacional estará formada por una mayoría de diputados que no ha ocupado nunca cargos electos y proceden de la sociedad civil, habrá muchos más jóvenes y mujeres, y una mayor diversidad étnica.
Con 39 años, Macron es el presidente más joven de la historia de Francia, y prácticamente desconocido hace apenas tres años. Su programa está basado en el compromiso de reformar el país con un abanico de propuestas socioliberales, entre las que se encuentran tres proyectos de ley que tienen prioridad: uno sobre la moralización de la vida pública, tras una campaña deslustrada por diferentes escándalos de corrupción política, otro para reforzar las medidas de seguridad contra el terrorismo y un tercero sobre la reforma en materia laboral.
Oposición debilitada
Para la oposición, las elecciones han sido un absoluto fracaso. La alianza de los conservadores ha obtenido 137 diputados. «Es más que una derrota, es el final de una época«, comentó la exministra Valérie Pécresse.
Pero el que peor parado ha salido ha sido el Partido Socialista que, junto a sus aliados, contaba hasta ahora con mayoría en la Asamblea y se ha quedado con sólo 43 escaños. Un claro castigo de los electores al impopular gobierno de François Hollande, marcado por el desempleo y los atentados yihadistas.
El ultraderechista Frente Nacional (FN) pasa de dos a ocho escaños. Su líder Marine Le Pen, finalista con Macron en las presidenciales de mayo, se estrenará en el hemiciclo. «Frente a un bloque que representa los intereses de la oligarquía, somos la única fuerza de la resistencia», dijo Marine Le Pen, que aspiraba no obstante a liderar el primer partido de la oposición y ni siquiera tendrá grupo parlamentario propio.
El movimiento de izquierda radical Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon obtiene 17 escaños.
Como marca la tradición, Edouard Philippe presentará, este lunes o el martes, la dimisión de su gobierno. Se le encomendará la formación de otro, con una posible remodelación. «Empieza el tiempo de la acción», declaró.