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Viñetas

«La afición al tebeo y al cómic no es una fase modesta de tránsito hacia realidades superiores como la literatura y el cine, sino una forma de goce peculiar, diferente»

Despierta y lee

Imagen de 100 años de TBO

  • Fernando Fernández-Savater Martín (San Sebastián, 21 de junio de 1947) es un filósofo y escritor español. Aficionado a las carreras de caballos y lector de Borges. Fue profesor de Filosofía. Destaca en el ámbito del ensayo y el artículo periodístico, y además, ha incursionado en la novela y el género dramático.

El pasado domingo, 17 de marzo, se celebró en España el Día del Cómic y del Tebeo. El título está bien elegido, porque son dos ramas de un mismo medio de expresión, el Noveno Arte, como se le ha llamado. Sobre todo los aficionados venimos de dos orígenes diferentes aunque compartamos tantas otras cosas y nuestros caminos son paralelos: los amantes de los tebeos (¡que nadie nos solemnice los tebeos ni les cambie el nombre!) llegamos con el tiempo a apreciar los cómics y hasta las novelas gráficas, que ya es mucho decir. En cambio resulta muy raro, si es que alguna vez se da, que un comicófilo se pase a la tebeomanía, salvo como ejercicio de erudición. Por supuesto, como tantas otras cosas en los gustos, es cuestión de edad.

Los tebeos son un mundo completo, cerrado sobre sí mismo, sin pretensiones didácticas o regeneradoras de la realidad exterior; los cómics ya apuntan a la interpretación del presente o el pasado, sobre todo del futuro, pertenecen al orden útil y algo fastidioso de las lecciones de cosas. Para bastantes adultos y sobre todo viejos los tebeos representan la dicha perfecta de la infancia, lo que hoy proporcionan a los peques vídeojuegos y animes. No cambio un tebeo del Capitán Trueno o Hopalong Cassidy por ningún cómic sobre la búsqueda de tumbas anónimas de asesinados en la Guerra Civil de igual modo que sigo prefiriendo la Concha a las olas gigantes de Nazaré (que por otro lado también me encanta contemplar). Prefiero mi baño tímido y nostálgico al glorioso surf…

«Compadezco a quien nunca ha disfrutado con tebeos y cómics; comprendo, ay, al que ya no tiene tiempo que dedicarles»

En los quioscos de prensa ya no se encuentran tebeos semanales ni apenas cómics (también en ese aspecto Italia es todavía una excepción): cada mañana llego al mío para comprar mi ración de tres o cuatro periódicos diarios pero sé que lo que busco en realidad es el Jabato o el DDT acabados de salir. Sin embargo el noveno arte goza en España de muy buena salud, pues me dicen que se editan 4.700 novedades anuales y se reimprimen constantemente los clásicos. Una buena noticia entre tantas malas.

La afición al tebeo y al cómic no es una fase modesta de tránsito hacia realidades superiores como la literatura y el cine (me gustan al máximo estas artes pero nunca he dejado ni dejaré las viñetas), sino una forma de goce peculiar, diferente, que conmueve aspectos de la imaginación que ignora la página o la imagen en movimiento. Compadezco a quien nunca ha disfrutado con tebeos y cómics; comprendo, ay, al que ya no tiene tiempo que dedicarles; me siento hermano de quienes los prefieren al último premio Nobel; envidio al pequeñín que, antes de saber leer, ansía que se los descifre su madre.

9 comentarios
  1. Campeonisimo

    Para cuando una manifestación pro Isabel Díaz Ayuso y contra el mamarracho de Sánchez. Queremos petar Madrid.

  2. Pepecola

    Creo que aprendí a leer muy pronto con la única finalidad de leer los tebeos del ‘Teniente Negro’, que hace poco he recuperado en una tienda online. Era una afición compartida con mi madre, que todavía conservaba cajas enteras de madera de DDTs de Pulgarcitos y de otros muchos que se publicaban entonces y que para mí fueron un tesoro que desaparecio drspues sin saber cómo, algunas veces con las puntas roídas por los ratones que compartían discretamente los gustos mios y de mi madre y la vivienda familiar de mis abuelos en mi pueblo. Como yo no es que fuera un niño pobre, ni mucho menos, pero no tenía ni un chavo, mi madre me daba dos pesetas, creo recordar, y me decía: anda, acércate al kiosko de la Presen a ver si ya han le han traído lo del Teniente Negro de esta semana. Eran unos tebeos estupendos y lo siguen siendo. De ahí me vino la afición que he ido manteniendo desde siempre.
    Muchas gracias por su emotivo artículo, maestro.

  3. PresuntoImplicado

    Historietas son todas las columnas de Fernández. Siempre hay malos muy malos (Sánchez o Puente), y gente buenísima, como esa que tiene un testaferro con derecho a roce o el amigo del narco. Y, además, Fernández insulta a los que el considera sus enemigos (que son todos menos los fachas). «¡Voto a bríos, bribones! ¡Santiago y cierra España!». De vez en cuando, disimula su mal humor y nos atiza una pieza de un sentimentaloide que da grima.

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