Nadal es España
Nadal hizo que España se olvidara del mal trago Olímpico
Nadal hizo que España se olvidara del mal trago Olímpico
Trabajo, orgullo, pundonor, eso es Rafael Nadal. Uno de los mejores tenistas de todos los tiempos y que anoche se coronó como el más grande. Estuvo fuera de la pista ocho meses. Falló su rodilla, todos le dieron por amortizado. Pero Rafa Nadal, como tantas veces España resurgió de la nada, superó el desánimo. Ganó Nadal el US Open como España gana sus batallas, con sacrificio, con fuerza, con cabeza. Porque, como siempre, la diferencia que marca la diferencia está en uno mismo, en su cabeza, en la capacidad de creer y en las ganas de triunfar. Nadal es España porque cuando se confía, baja la guardia. Porque cuando parece que todo se va al garete, y a veces se va, hay un segundo de luz que ilumina caminos. Y es ese momento de magia, in extremis, con sufrimiento, con gritos rotos, con ganas. Es cuando se acaricia la gloria con los dedos y crecen los brazos, se multiplican los golpes, aguantan las piernas, sujetan las rodillas, incluso rotas. Ganó Nadal el US Open y fue tan humilde como siempre, casi pidiendo perdón a Novak por ganarle 3,7 millones de dólares en un partido ya mítico. Nadal hizo que España se olvidara del mal trago Olímpico, porque España es más que unos Juegos, al igual que Nadal es mucho más que una rodilla.