Cataluña
La evolución económica para una Cataluña supuestamente independiente sería lastimosa
La evolución económica para una Cataluña supuestamente independiente sería lastimosa
Las mentiras tienen las patas cortas. Almunia ha tardado, pero al fin, él mismo y la Unión Europea han dicho lo que todos sabíamos: si Cataluña se independiza no estará en la Unión Europea. La evolución económica para una Cataluña supuestamente independiente sería lastimosa: a la pérdida del 20% del PIB, se le unirá la intervención de su banca, el pago del coste de la deuda, la necesidad de una nueva moneda, la pobreza durante muchas décadas. Eso que no se le dice a los niños catalanes en catalán, se lo ha dicho Bruselas en español. Es falso el mito de balanzas fiscales –el año pasado el gobierno español dio 2.700 millones de euros a Cataluña para pagar las pensiones de los pensionistas catalanes. En España no pagan impuestos los territorios, los pagan las personas. España, además no puede ofrecer un concierto fiscal ‘a la vasca’ a Cataluña porque España sería inviable. El presidente Zapatero lo supo y ofreció el concepto de Nación en el Estatuto. Rajoy lo sabe y ofrecerá un límite de solidaridad interregional y probablemente un acuerdo fiscal a largo plazo dentro de la reforma que se prepara para el año que viene. Y luego están ‘la mayoría silenciosa’, esa que puede votar cada cuatro años, pero que se olvida del corazón pensando en el bolsillo, a diferencia de los nacionalistas que siempre votan con el corazón. España quiere a Cataluña, pero la desafección ya es un virus de doble sentido. Un peligro. Menos mal que queda el sentido común de la Caixa: corazón catalán regado por arterias españolas.