La belleza hueca de las misses
Para que no haya problemas las chicas no desfilarán en bikini, cuando el bikini es lo de menos
Para que no haya problemas las chicas no desfilarán en bikini, cuando el bikini es lo de menos
No me gustan los concursos de belleza, ni los de ‘misses’ de ningún tipo como tampoco las celebraciones populares con animales que sufren por aquello de mantener la tradición y la identidad, que así definen esas historias los que quieren presentar como folclore lo que es negocio puro y duro. Igual que ciertas actividades lúdicas y fiesteras donde se menoscaba la identidad personal haciéndola pasar por costumbres ancestrales y religiosas.
El próximo 28 se elige en Yakarta a la más guapa del mundo, en un país como Indonesia de mayoría musulmana y donde a la mayoría de las niñas se las sigue practicando la ablación por ley. Para que no haya problemas las chicas no desfilarán en bikini, cuando el bikini es lo de menos. Que ciento treinta y siete jóvenes tengan que demostrar y competir por una belleza hueca que suele depender de cómo se meneen en privado nada tiene que envidiar a ciertas ofertas que aparecen en los anuncios de contactos.
Pero si estos certámenes son de traca tampoco me gustan las alternativas que se han presentado también en Indonesia en aras de la belleza interior. En este caso se trataba de elegir “miss musulmana” y “miss musulmanas por el mundo”. Las jovencitas solo podían acceder al título si llevaban velo y previamente recibían un entrenamiento espiritual de tres días… Y mientras tanto la posibilidad de acceder a estudios universitarios es casi nula fuera de la capital. Eso se deja para los varones de la familia.