Contundente
No puede existir nada más contundente que la palabra ¿no? No sé a vosotros, pero a mí se me puede reprimir más fácilmente con un bate que con una frase
No puede existir nada más contundente que la palabra ¿no? No sé a vosotros, pero a mí se me puede reprimir más fácilmente con un bate que con una frase
Es espeluznante ver como algo tan elitista como un palo de golf puede ser usado (y requisado) como un objeto violento. «Contundente» lo llamamos.
Pero cuando hablamos de objetos contundentes ¿qué queremos decir? La RAE , tan antigua y seria, dice que contundente es, atención, ese objeto que «produce contusión». Bien, Pau, podrías habértelo ahorrado. Y aquí acaba el artículo más absurdo de este nuevo medio. Espera, espera. Si seguimos leyendo, justo debajo, dice la RAE que contundente es también algo que produce gran impresión y… que convence.
Dicho así, no puede existir nada más contundente que la palabra ¿no? No sé a vosotros, pero a mí se me puede reprimir más fácilmente con un bate que con una frase, pero si de lo que se trata es de convencerme, me pegarán pero probablemente no me convencerán de nada. Más al contrario, me convencerán de que mi postura era la correcta.
Por esta razón, es fácil demostrar una vez más que 9 de cada 10 veces que alguien usa un objeto «contundente» lo hace pensando en la segunda lectura, la de convencer a alguien de su postura, de su queja, de hacerse notar… Mientras cae irremediablemente en la primera, causando contusión sin convencer.
Estos días hemos tenido un ejemplo fantástico en el mundo de lo contundente de un lado y del otro con Estados Unidos y Siria. Las ganas de los americanos en atacar y controlar (lo llaman «llevar la democracia») y la astucia de Siria, que tomó unas declaraciones en tono sarcástico del vicepresidente americano afirmando que si destruían hasta el último gramo de armas químicas no atacarían… al puño de la letra, dejando a Estados Unidos en una posición de impotencia y de no poder atacar.
Querían usar objetos enormemente contundentes contra Siria, y Siria les ha devuelto algo incluso más contundente: tomar su propia palabra y aceptarla, convenciendo a los americanos de que si atacaban sería un acto injustificable. Eso es contundencia y no el palo de golf.