¿Vientres de alquiler españoles?
Si desde hace tres años en España se puede legalizar a esos niños nacidos en el extranjero, ¿por qué no cambiar las leyes para hacerlo en nuestro propio país?
Si desde hace tres años en España se puede legalizar a esos niños nacidos en el extranjero, ¿por qué no cambiar las leyes para hacerlo en nuestro propio país?
Nunca podrás entender del todo su vacío. Nunca comprenderás su dolor. Nunca sentirás ese agujero negro que se les va comiendo poco a poco el alma.
Por mucho que te esfuerces.
Porque tú tienes hijos, y ellos no. Porque tú has ‘podido’ tener hijos, y ellos no. Porque lo han probado todo, primero casi como broma (venga, va, ponte con las piernas arriba que dicen que funciona, ja ja ja), luego con una expansiva angustia vergonzante que no se atrevían a compartir ni entre ellos (¿me estaré volviendo paranoico?) para después, tras meses y años, sumergirse en la desesperación (¿y si nunca podemos? ¿y si…?).
Porque se han hecho pruebas y está todo bien; será el estrés, llegará cuando menos os lo esperéis, les dicen (pero ¿cómo dejar de esperar, cómo dejar de pensar, de soñar?). O resulta que sí, que algo falla (mire, tiene los espermatozoides vagos, o mire, el problema es muy serio) y las alternativas científicas tampoco parecen funcionar.
Así que aquí están ellos ahora, años después de ese primer ¿nos ponemos ya?, agotados de ciclos y pinchazos y masturbaciones en asépticas salas blancas. Hartos de que incluso una hora más sin que baje la regla alimente la esperanza. Hartos. Hartos. Ya no ven salida.
800.000 parejas en España, casi una de cada cinco, tiene problemas de fertilidad. Y la cifra no hace más que crecer. Aunque lo intentemos, los que estamos al otro lado nunca comprenderemos su angustia. Llegados al final del camino a algunos sólo les queda la opción de buscar fuera un vientre de alquiler, algo inasumible económicamente para la mayoría. Si desde hace tres años en España se puede legalizar a esos niños nacidos en el extranjero, ¿por qué no facilitar las cosas? ¿Por qué no cambiar las leyes para hacerlo todo más fácil, barato, y con todas las garantías, en nuestro propio país? No me digan que esos futuros padres no se lo merecen.