Cruz, Ted Cruz
No faltan cómicos como Jon Stewart que sugieren que quizás Cruz pertenezca secretamente al partido de Obama
No faltan cómicos como Jon Stewart que sugieren que quizás Cruz pertenezca secretamente al partido de Obama
Se llama Cruz, Ted Cruz, y dice que no llegó al senado de los Estados Unidos a conseguir noventa y nueve amigos entre sus colegas. Bien que se nota, porque a este intransigente abanderado del Tea Party le ha tomado muy poco tiempo para que sus compañeros de partido en la Cámara Alta lo consideren un demagogo, una persona tóxica, un lunático. Los demócratas miran con asombro esta pugna interna y no pueden creer su suerte; no faltan cómicos como Jon Stewart que sugieren que quizás Cruz pertenezca secretamente al partido de Obama. De otro modo no se explica, dicen, que este representante de Texas haya sido uno de los cabecillas del cierre de la Administración Federal sin preocuparse de tener una clara estrategia de salida.
Lo que impresiona es el carisma negativo de Cruz, su capacidad para llevar a sus seguidores rumbo al precipicio sin que nadie se atreva a alzarle la voz. En Texas se hacen las cosas de otra forma, a lo grande, y Cruz lo sabe; por eso, se opone a Obama sin medias tintas, echándose a los medios y a los moderados en contra mientras su estrella sube entre sus votantes en Texas y entre todos aquellos que se desesperan porque los Estados Unidos ya no es el país WASP que su ficción del “melting pot” decía que era. Cruz nació en Canadá y su padre es cubano, pero para sus seguidores nacionalistas eso es incluso mejor que dejar el país en manos de los demócratas, tan proclives a expandir la administración federal con un plan de salud, tan dispuestos a aceptar el aborto y el matrimonio gay.
Se llama Cruz, Ted Cruz, y sueña con la presidencia.