Burtynsky
Para los ricos de verdad, la racionalización del consumo o el uso inteligente de los recursos son argumentos de venta para las campañas publicitarias de las empresas que dirigen
Para los ricos de verdad, la racionalización del consumo o el uso inteligente de los recursos son argumentos de venta para las campañas publicitarias de las empresas que dirigen
Los ricos, los poderosos, no quieren saber nada de los problemas del mundo. No les interesan las desigualdades ni los abusos. Los ricos no quieren oír hablar de sostenibilidad ni de ecología. Para los ricos de verdad, la distribución de la riqueza, la racionalización del consumo, el uso inteligente de los recursos, son poco más que argumentos de venta para las campañas publicitarias de las grandes empresas que dirigen o con las que colaboran. Carne de titular, un bonito traje con el que pasar desapercibidos entre la gente de la calle que sufre las consecuencias de la sobreexplotación de los recursos tanto terrestres como humanos.
Los consejeros delegados, los presidentes, los inversores y todo su entorno de multimillonarios asisten encantados, sin embargo, a inauguraciones de exposiciones como la de Edward Burtynsky en la Flowers Gallery de Londres, a dejarse ver y a comprar una de sus fotos. Después de los canapés y el champán, firmarán un cheque con el que conseguirán una copia en edición limitada del proyecto ‘Agua’ que pondrán en su despacho o en su salón. Así sus futuros invitados sabrán que tienen buen gusto y dinero.
Y así, desde dentro, con sus mismas armas, jugando con sus reglas, consigue Burtynsky meter en casa de los ricos y los poderosos sus fotográficos alegatos ambientalistas. Y ellos, como siempre: o no lo ven, o hacen como si no lo vieran.