La vergüenza del primer mundo
Hay una enfermedad que infecta a 390 millones de personas en todo el mundo, y ya es la que más está creciendo en la última década
Hay una enfermedad que infecta a 390 millones de personas en todo el mundo, y ya es la que más está creciendo en la última década
Si usted vive en España, se habrá levantado hoy preocupado por el paro, la crisis, la hipoteca, el recibo de la luz, la situación política o la enésima crisis del Real Madrid. Deje que le robe unos minutos contándole algo que muy posiblemente ignore y tampoco, para qué engañarnos, la preocupa demasiado seguir ignorando. Los compañeros de The Objective me dejan dirigirle 300 palabras, así que le prometo que seré muy breve:
1- Hay una enfermedad que infecta a 390 millones de personas en todo el mundo, y ya es la que más está creciendo en la última década.
2- La mayor parte de los enfermos se encuentran en Asia, América Latina y África. En muchos lugares es la principal causa de muerte infantil, ya que sus síntomas se confunden con los de la gripe, y las hospitalizaciones llegan demasiado tarde.
3- La enfermedad crece a medida que crece la pobreza, y las condiciones de vida insalubres en muchas grandes ciudades del mundo.
4- No hay medicamentos ni vacunas que luchen contra esta enfermedad.
5- Y no se espera que los haya. El 96% de los nuevos medicamentos que se aprobaron en la última década estaba destinado a luchar contra las enfermedades de los países desarrollados.
La enfermedad de la que le hablo hoy se llama dengue, pero se podría llamar malaria, o tuberculosis, o chagas. Ese 4% de medicamentos que no se aprueban, ni se investigan, podría tratar y curar a 1.000 millones de personas, que son las afectadas por las conocidas como «enfermedades olvidadas». El nombre les viene al pelo. Una epidemia de dengue ha matado ya a 13 personas en Nicaragua, y es posible, lamentablemente, que la cifra aumente. No lo leerá en los medios de comunicación españoles, y es muy posible que a usted tampoco le quite al sueño porque lo que le preocupa es, lógicamente, llegar a fin de mes. Gracias, en cualquier caso, por haber prestado unos segundos de su tiempo a lo que constituye la mayor vergüenza del llamado «primer mundo».