Maduro: ordeño y mango
El máximo exponente del socialismo caribeño de chándal va camino de convertirse en presidente plenipotenciario por los medios habitualmente chuscos del comunismo bananero
El máximo exponente del socialismo caribeño de chándal va camino de convertirse en presidente plenipotenciario por los medios habitualmente chuscos del comunismo bananero
Maduro es el pájaro que salió de un huevo de Chávez. El máximo exponente del socialismo caribeño de chándal va camino de convertirse en presidente plenipotenciario por los medios habitualmente chuscos del comunismo bananero. Primero, aprovechó la esquela de Hugo Chávez como cartel electoral. Más tarde, aseguró haber visto a su mentor reencarnado en un pájaro menudo, ¡menudo pájaro! Después, divisó la faz del difunto en un túnel, donde ver a Chávez es la antítesis de ver la luz. Y ahora, el visionario inmaduro, lo que ha descubierto es el método para implantar el ordeño y mango, variación del ordeno y mando tan del gusto de los dictadores que viven de un pueblo que no tiene para vivir.
La burda operación para aprobar un decreto que le otorgue plenos poderes ha pasado por acusar de corrupta a una diputada de la oposición, inhabilitarla y sustituirla por otro al que han amenazado con la expropiación de sus bienes. Todo muy limpio. Todo muy del estilo del socialismo que tanto agrada al papanatismo del ala zurda que confunde pluma y plumazo.
Tras el pútrido pucherazo electoral, Maduro detenta el poder sin pudor. Su nuevo objetivo es transformarse en presidente persistente, todopoderoso, sin obstáculos para exprimir la rica Venezuela pobre. Su antecesor fusionó revolución y revuelo, y logró situar su país como el segundo más mísero del mundo, según The Economist. Venezuela exporta petróleo. Todo lo demás lo importa. Y no importa la inflación del veinte por ciento, el déficit del quince o las sucesivas devaluaciones de moneda. Con un presidente eterno, será más probable garantizar la pobreza eterna. La única esperanza es que siendo Maduro, caiga.