Viejos mundos y nuevos jóvenes
Escribo desde la ciudad de México, una tarde de tormenta de granizo. El caos latino de la ciudad sigue funcionando, eficaz. Un Viernes por la tarde es un trasiego de vuelta a casa. Autobuses. Coches.
Escribo desde la ciudad de México, una tarde de tormenta de granizo. El caos latino de la ciudad sigue funcionando, eficaz. Un Viernes por la tarde es un trasiego de vuelta a casa. Autobuses. Coches.
Escribo desde la ciudad de México, una tarde de tormenta de granizo. El caos latino de la ciudad sigue funcionando, eficaz. Un Viernes por la tarde es un trasiego de vuelta a casa. Autobuses. Coches. En el cielo, helicópteros privados salen de torres corporativas de cristal y hormigón de ‘la nueva Arquitectura Mexicana» llevando a empresarios que manejan presupuestos mayores que casi la mitad de los países del mundo. La ciudad crece, 9 millones de habitantes van a más.
No muy lejos se acaban los faustos de los Grammy Latinos. La música latina tiene su centro de gravedad en América. Sólo los latinos e inmigrantes en USA, con 46 millones de habitantes y una renta per cápita de más de 20.000$, consumen ya el doble de negocio musical que España.
El ‘Especial Grecia’ de TheObjective es una estampa de calles vacías (éxodo al campo), miseria anciana y búsqueda de soluciones a golpe de regulación a los problemas que el exceso de regulacion y subvención ha traído. De la Grecia de la Acrópolis, el nuevo país europeo tomó solo una marca vacía. Atenas, origen de la civilización de Europa es hoy la foto de la decadencia.
Las portadas de los periódicos de España siguen hablando de papelitos de facturas de pequeños restaurantes de langostinos para sindicalistas, cajas B de partidos, más regulación para arreglar regulación y de seniles demencias de proyectos de nuevos países que caben en un barrio de la ciudad de México.
La cultura de una aventura como la de Hernán Cortés alumbró un continente con vida. Hoy en una España y Europa que envejece, hemos perdido la perspectiva de un mundo del que hace años dejamos de ser el ombligo para convertirnos en un asilo. Sólo la aventura de ‘salir’ y el refresco de la libertad puede devolvernos el gusto por la vida. Grande, más grande que los papelitos de Bárcenas.
