#PrincipeATierra
Leo atónita que el avión de las Fuerzas Armadas que utiliza su Alteza Real el Príncipe Felipe de Borbón se ha quedado en tierra debido a una avería en un alerón de la aeronave.
Leo atónita que el avión de las Fuerzas Armadas que utiliza su Alteza Real el Príncipe Felipe de Borbón se ha quedado en tierra debido a una avería en un alerón de la aeronave.
Leo atónita que el avión de las Fuerzas Armadas que utiliza su Alteza Real el Príncipe Felipe de Borbón se ha quedado en tierra debido a una avería en un alerón de la aeronave. Tras siete horas dentro del avión esperando a que los técnicos arreglaran el problema, el Príncipe se ha quedado en casa: Cuerpo a Tierra.
Las fuerzas aéreas cuentan con dos aviones, según parece, para utilización de la Familia Real, pero ninguno de los dos estaba en condiciones de levantar el vuelo. ¿Y esto es posible? Si, es posible. El Príncipe llegó la semana pasada de su viaje oficial a Estados Unidos, y todo su equipo – técnicos de las fuerzas aéreas incluidos, sabían que la madrugada del lunes tenían que despegar desde el aeropuerto de Torrejón rumbo a Brasil.
Como el avión de marras aterrizó el pasado miércoles en Madrid, han pasado cinco días en los que “alguien” pudo pensar que había que revisar el avión para el siguiente viaje oficial. Pues no, o no lo pensaron, o lo pensaron y no lo hicieron.
¿Se puede hacer mas el ridículo?. Efectivamente podía haber sido un viaje oficial del Rey de España. En todo caso, la cuestión es de fondo. Probablemente es anecdótico que el Príncipe Felipe se quede en tierra porque nunca antes había sucedido – que sepamos-. Lo que no es anecdótico es que el avión oficial no estuviera revisado, la falta de coordinación de los responsables de la aeronave con los asistentes de su Alteza Real y la falta de previsión respecto de los medios de comunicación que viajaban con el Príncipe.
Si el avión no estaba revisado es inexplicable la convocatoria. Una vez que se convoca y que todos están dentro del avión, es inexplicable pasar siete horas esperando a que se arregle la avería, sabiendo de antemano – como se ha contado después- que una avería de la magnitud de la descrita necesita de un “equilibrio de sistemas muy complicado y preciso”.
O se busca otro avión inmediatamente, o se manda al personal a casa.