Vettel, me has hecho daño, Vettel
El Director General de Mazda, Masamichi Kogai, declara en Tokio Motor Show que hay que volver al amor al auto, con esa cosa zen que tienen los japoneses y que a veces lo pasma a uno, sobre todo porque parece que la nueva filosofía de la marca se inspira en el movimiento de los animales: diseño KODO, lo llaman.
El Director General de Mazda, Masamichi Kogai, declara en Tokio Motor Show que hay que volver al amor al auto, con esa cosa zen que tienen los japoneses y que a veces lo pasma a uno, sobre todo porque parece que la nueva filosofía de la marca se inspira en el movimiento de los animales: diseño KODO, lo llaman.
El Director General de Mazda, Masamichi Kogai, declara en Tokio Motor Show que hay que volver al amor al auto, con esa cosa zen que tienen los japoneses y que a veces lo pasma a uno, sobre todo porque parece que la nueva filosofía de la marca se inspira en el movimiento de los animales: diseño KODO, lo llaman. Tengo que decir que soy un admirador (no he llegado al amor, lo siento) de los coches japoneses, y más de éstos, que llevan nombre de dios.
Sacar a pasear dioses siempre es bonito, y Mazda, en concreto, es el dios creador de los persas, ahora iraníes. Pocas bromas con esto: media humanidad está esperanzada en que se comporten tras el acuerdo y la otra media mosqueada por si no. El trato con el Consejo de Seguridad de la ONU (mas Alemania) limita las posibilidades de Irán de enriquecer uranio al 5%, que parece ser poquito, como un depósito a plazo fijo, vamos. Los iraníes se muestran satisfechos, los israelitas nerviosos. Los iralitas no se han pronunciado y los israeníes tampoco. En estos asuntos me da a mí que unos y otros juegan al medio desoriente.
Y a todo esto, transportados por el amor a los autos, los pilotos de Fórmula Uno han terminado la temporada de circo. Los malabares de Alonso no han servido frente a Vettel, el hombre bala, y no le ha quedado más remedio que cantarle aquello de los Amaya y que está en el título (gracias, José Mota). Lo que pasa es que el que se va es Webber, con lo que tampoco se resuelve nada. A lo mejor por eso Montezemolo, en la misma feria del automóvil, muestra su mano con la forma de la de Fátima, que es un símbolo que comparten judíos y musulmanes, mira tú por dónde, y que protege del mal de ojo. Como saben los lectores, y ya para cerrar el círculo, Vettel significa bruja en castellano, así que a lo mejor es por eso.
O sea que, si no me he enterado mal, los israelíes temen el mal de ojiva (nuclear), en Ferrari están “Frenando a Alonso”, Vettel tiene poderes y Mazda asiste perplejo, como yo, a las cosas de la vida. Qué lío.