Balón de oro o Trofeo de la galleta
El desprestigio que de un tiempo a esta parte tiene el balón de oro empieza a alcanzar cotas casi de record. Curiosamente es ahora que también depende de la FIFA cuando el valor del trofeo está en mínimos históricos.
El desprestigio que de un tiempo a esta parte tiene el balón de oro empieza a alcanzar cotas casi de record. Curiosamente es ahora que también depende de la FIFA cuando el valor del trofeo está en mínimos históricos.
El desprestigio que de un tiempo a esta parte tiene el balón de oro empieza a alcanzar cotas casi de record. Curiosamente es ahora que también depende de la FIFA cuando el valor del trofeo está en mínimos históricos.
Antes cuando la elección la realizaban los corresponsales en el mundo de la revista francesa France Football, recoger la dorada «pelotita» era el mejor reconocimiento individual que un futbolista podía tener a lo largo de su trayectoria deportiva. Hubo decisiones controvertidas, la de Owen en detrimento de Raúl y la de Cannavaro tras el mundial del 2006 no entraban dentro de la lógica pero a cambio en los más de cuarenta años de existencia, la elección casi siempre estuvo marcada por la coherencia de los periodistas que tomaban la decisión.
Entrar la Fifa y llegar la controversia ha sido todo una. Nadie entendió por ejemplo que el año que España gana el Mundial y el Barcelona todos los trofeos que estaban en juego, ni Iniesta, ni Xavi se llevaran el aurífero balón. Se lo llevó Messi con los mismos méritos que los españoles a nivel de club pero fracasado, igual que su selección, en la cita mundialista. Una historia parecida se repitió dos años después cuando ser el máximo goleador del fútbol europeo, semifinalista de Champions y ganador de la liga con el Madrid, no fueron suficientes motivos para que Cristiano Ronaldo llevara a sus vitrinas el segundo balón de oro de su historia.
Pero por si todo esto fuera poco la guinda del pastel la han puesto Blatter y los suyos este año. No contento con ridiculizar a Cristiano en una esperpéntica actuación que muy bien podía haber firmado Chiquito de la Calzada, el presidente de la Fifa ha querido arreglar el entuerto y lo que ha conseguido es estropearlo un poquito más. Abrir un nuevo plazo de votaciones y declararse ahora ferviente admirador del portugués, no va a rebajar el enfado del madridismo y del jugador. Si ha conseguido sin embargo situar el hasta hace poco prestigioso Balón de Oro a la altura del Trofeo de la Galleta. ¡Gracias Blatter!