THE OBJECTIVE
Raul Tola

Dictadura, punto com

Su invento resultaría una plataforma que democratizaría la información y la opinión, rompería los diques del pensamiento monopólico y facilitaría la existencia de los movimientos de protesta

Opinión
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Su invento resultaría una plataforma que democratizaría la información y la opinión, rompería los diques del pensamiento monopólico y facilitaría la existencia de los movimientos de protesta

Con la promulgación del decreto que establece multas contra los ciudadanos que empleen Internet para criticarlo (4.000 euros si es por Facebook), hagan comentarios que podrían interpretarse como «propaganda contra el Estado» o publiquen mapas que no incluyan reivindicaciones territoriales, el gobierno de Vietnam se afilia a las prácticas de otras tantas satrapías del mundo, temerosas del impacto que la libre crítica en la red pueda tener sobre su estabilidad. De todos, quizá el caso chino sea el más emblemático: el mayor usuario de Internet del mundo con más de 604 millones de internautas, es al mismo tiempo el más represor, y hasta establece penas de cárcel para quienes divulguen rumores que las autoridades consideren «perjudiciales».

Dudo que cuando creó la red en 1990, Tim Berners-Lee hubiese podido anticipar la inmensa revolución en las comunicaciones que iniciaba. O que su invento resultaría una plataforma que democratizaría la información y la opinión, rompería los diques del pensamiento monopólico, garantizaría la publicidad de las disidencias y facilitaría la existencia de los movimientos de protesta. Ni que los gobiernos del mundo la aprovecharían para espiar a sus ciudadanos y a los extranjeros.

Convertido en uno de los mayores críticos de la vigilancia de Internet, hace muy poco Berners-Lee presentó un reporte sobre los países que mejor la usaban, con resultados bastante preocupantes. De 81 países analizados, el 94% no controlaba adecuadamente las interceptaciones gubernamentales a la red, y el 30% filtraban contenidos políticos o los bloqueaba.

Hace poco se hizo pública una primera lista de cinco Estados enemigos de Internet que incluye a Siria, China, Irán, Bahréin y Vietnam, y se estableció el 12 de marzo como Día Mundial Contra la Censura en la red. Supongo que lo que menos imaginó Tim Berners-Lee en 1990 era que el empleo de su invención terminaría por ser también uno de los índices más fidedignos para calcular la calidad o precariedad de las democracias en el mundo.

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