Caracoles perezosos de colores en acción

Parece que en Francia están las cosas calentitas, lo que no es poco en estas fechas. Los camioneros se han movilizado contra una nueva tasa por kilómetro, que para eso tienen vehículos.

Parece que en Francia están las cosas calentitas, lo que no es poco en estas fechas. Los camioneros se han movilizado contra una nueva tasa por kilómetro, que para eso tienen vehículos. Y menos mal que al final no ha habido huelga en la Liga de Fútbol para protestar contra el previsto impuesto sobre los salarios altos, que no me pilla a mí porque no vivo en Francia, que si no tampoco. 

A la cosa de los kilómetros la han llamado ecotasa, supongo que para disimular: no piense el lector que el prefijo viene de ecología, sino de economía (la de los políticos, claro). Va a afectar a 800.000 camiones, de ellos 200.000 extranjeros, de ellos bastantes españoles. Las manifestaciones consisten en las llamadas “operaciones caracol”, que es un modo precioso de nombrar a la disminución de la velocidad media de los que no son camioneros. París ya no es una fiesta, algo que se ve. Y seguro que el taxista, el repartidor o el amable buhonero del motocarro, al conectar la metáfora con la realidad del atasco, que no me pilla a mí porque no vivo en Francia, se acordarán de la proverbial lentitud del caracol y probablemente de los cuernos también. 

La muerte y Hacienda son inexorables, como todo el mundo sabe, pero tampoco pasa nada por quejarse, digo yo: también digo «lasciate ogni speranza», insensatos, porque el impuesto os lo van a poner. 

Mientras, en Caracas, se celebra la bastante lisérgica “carrera de color”. Se trata de recaudar dinero para obras sociales por el inteligente método de correr, tampoco mucho, y al tiempo arrojarse polvos de colorines, como cuando echas pimentón a los caracoles, más o menos. No hay que descartar que los corredores estén cocidos previamente. La carrera es conocida también como los “cinco kilómetros más felices”, supone uno que por imperativo presidencial, que Maduro está intratable. 

Me quedo con el pie de foto del Especial “Animales en acción” (ningún doble sentido aquí, lo juro), que muestra a un perezoso boca abajo: “Lo que caracteriza al perezoso no es tanto su aversión al trabajo, como la inutilidad de sus acciones. Incluso las más espectaculares, como ésta de colgarse al revés, carecen de trascendencia alguna”. Lo cual explica todo lo anterior, evidentemente, e incluso algunas ruedas de prensa del Gobierno… francés, que no me pillan a mí porque no vivo en Francia, insisto.