#Impotencia
Leo horrorizada que tres integrantes de una familia han muerto intoxicados en Alcalá de Guadaíra, Sevilla.
Leo horrorizada que tres integrantes de una familia han muerto intoxicados en Alcalá de Guadaíra, Sevilla.
Leo horrorizada que tres integrantes de una familia han muerto intoxicados en Alcalá de Guadaíra, Sevilla. La pequeña de los hijos, de 13 años, continúa ingresada en el Hospital sin tener conciencia –aún- de que sus padres y su hermana de 14 años no superaron la brutal intoxicación de la cena del viernes con productos caducados.
Los cuatro vivían en el umbral de la pobreza, pero sin lamentaciones más allá de la desgracia de haber perdido el trabajo de fontanero que les mantenía al principio de la crisis. Enrique, como tenía familia comenzó a recoger cartones para venderlos al peso. Las niñas acudían regularmente al instituto. Eran pobres, pero honrados. Probablemente porque los hay mas pobres que ellos, sólo acudieron a los comedores sociales un par de veces. La vergüenza de pedir, en algunos casos, es mas dolorosa que pasar hambre. Terrible. Es la radiografía de una crisis que está terminando con la clase media de España. Los padres recibían alimentos caducados para sobrevivir al tsunami de la desesperación. Algunos todavía dicen que los productos caducados no matan, simplemente tienen consumo preferente.
Es cierto que puede suceder que uno se muera de una intoxicación alimentaria. Que sea un accidente, una desgracia. Pero en el caso de la familia de Alcalá de Guadaira falló todo: los servicios médicos de urgencias de la Junta de Andalucía tardaron en llegar. Dos llamadas de emergencia que no fueron atendidas. Los servicios sociales de la Junta de Andalucía no detectaron el caso, el matrimonio llevaba diez meses esperando una ayuda económica por parte de la Junta que no llegaba, que nunca llegó. Esa Junta de Andalucía que aguanta estoicamente un 30% de paro, mas de un 40% de desempleados mayores de 55 años. Enrique y su familia han sido víctimas de un sistema ineficiente y desbordado que prefiere sembrar España de Aves, autopistas, aeropuertos y palacios de congresos en cada pueblo, de inversión pública ineficiente e impagable antes que invertir en un poco de humanidad.