Ideologías

Las ideologías existen para ayudarnos a saber qué pensamos sobre cosas sobre las que no sabemos qué pensamos. “Si mi partido piensa esto, seguramente yo pienso lo mismo”

Las ideologías parecen paquetes de ideas coherentes. Pero no lo son. Uno puede ser favorable a Israel y desear impuestos bajos, pero el hecho de que agrupemos ambas cosas en algo llamado “derechas” es azaroso, porque no hay ninguna relación entre esas opiniones. Lo mismo se podría decir de cosas que hoy parecen naturalmente de “izquierdas”, como estar a favor del matrimonio homosexual y de la redistribución del dinero: hemos agrupado dos asuntos en una ideología, pero en realidad no tienen nada que ver.

Las ideologías existen, en parte, para ayudarnos a saber qué pensamos sobre cosas sobre las que no sabemos qué pensamos. “Si mi partido (o mi periódico, o mi iglesia, o mi familia) piensa esto, seguramente yo pienso lo mismo”, solemos decirnos inconscientemente.  Por eso es tan interesante ver qué pasa cuando ocurren cosas para las que las ideologías tradicionales no tienen una respuesta. Así ha sucedido con el caso Snowden. Todo el mundo anda confuso. Alguien de derechas puede decirse que está en contra de un Estado grande y vigilante, por lo que quizá debería caerle bien. Pero al mismo tiempo, Snowden ha alterado el orden convencional de las cosas, y eso no puede aceptarlo un conservador. ¿Para alguien de izquierdas? Ha denunciado los excesos de la política exterior estadounidense, por lo que le gusta. Pero al mismo tiempo denuncia al Estado como gran tramposo, y para alguien de izquierdas el Estado es un gran benefactor.

Las ideologías sirven para orientarnos entre lo existente. Cuando surge algo nuevo como el caso Snowden tardan en reaccionar y dejan a mucha gente sin saber qué opinar. Con el tiempo, quizá, los bandos establecidos decidirán qué hacer con un fenómeno así. Lo que es seguro es que habrá dos opiniones. Y estarán muy enfrentadas.