#Navidad
La Navidad dura el tiempo que quieras que dure, porque es un sentimiento más que una fecha. Es una forma de ser, más que una celebración especial en un día marcado en el calendario
La Navidad dura el tiempo que quieras que dure, porque es un sentimiento más que una fecha. Es una forma de ser, más que una celebración especial en un día marcado en el calendario
La Navidad a mí siempre me ha gustado especialmente. Suelo alargarla desde los primeros olores de mandarina dulce a finales de Octubre hasta bien entrado Enero. La Navidad dura el tiempo que quieras que dure, porque es un sentimiento más que una fecha. Es una forma de ser, más que una celebración especial en un día marcado en el calendario. Pero como somos seres humanos, somos seres de fechas y de calendarios. Esta Navidad, en éste artículo quiero recordar a todos aquellos que no pueden alargar la Navidad porque no saben lo que es. O a todos aquellos que no pueden alargar la Navidad porque están inmersos en la lucha por sanarse, o en sufrimiento de un familiar, un hijo, un amigo enfermo, quizá sin curación, quizá sin saberse si existe esa curación. Quiero dedicar este artículo a todos aquellos que no pueden alargar la Navidad y huyen de ella, porque este año se les rompió la familia, o el amor, o se les fue lo más querido. Un artículo para pensar un minuto en todos aquellos que no sienten el olor a mandarina porque solo la ven desde un escaparate… desde el otro lado del escaparate, porque la crisis les ha arruinado, porque no ven salida, porque son ancianos olvidados, empresarios perdidos en un mar de incertidumbres, autónomos desesperados, parados sin recursos. Un minuto para pensar que a nuestro alrededor hay vecinos que no pueden oler a Navidad porque no saben sobrellevar la vida que les ha tocado, injustamente, seguro, pero no saben. A todos aquellos que caminan en un mar de dudas, haciendo de la duda un mar en vez del mar la oportunidad. La Navidad es hacer sentir mejor a los que están cerca, acompañar a los que sufren, entretener a los que perdieron la esperanza y sobre todo, dejar de perder el tiempo en fastidiar a los demás. La Navidad es olor a mandarina y a ilusión, y es compasión por los demás. Sin compasión no somos nada. Un artículo para desear a todos ser más compasivos, más cercanos, una Navidad llena de “varitas mágicas”, de sonrisas sinceras, de detalles sin precio, como el olor a mandarina dulce. Feliz Noche Buena, Feliz Navidad.