Puesta en escena
En esta época se hace complicado mantener la paz, tratarse con amor y crear armonía. Solo los niños conviven aparentemente sin conflicto con la parafernalia navideña
En esta época se hace complicado mantener la paz, tratarse con amor y crear armonía. Solo los niños conviven aparentemente sin conflicto con la parafernalia navideña
Leo que el “Espíritu de la Navidad” llegó a Escandinavia desde una galaxia lejana con la misión de contagiarnos de paz, amor y armonía. Yo suelo visualizarlo (todos generamos imágenes al escuchar palabras, pero no les prestamos atención) como un espectro famélico que se pasea lastimosamente por las mesas en penumbra donde las familias han cenado horas antes.
Lo cierto es que por lo general en esta época se hace complicado mantener la paz, tratarse con amor y crear armonía. Solo los niños conviven aparentemente sin conflicto con la parafernalia navideña, y esto es, no nos engañemos, porque van a recibir una batería de incentivos que en condiciones normales se tienen que ganar a capa y espada.
En los sondeos no se suele tener en cuenta a los que eligen el 0 o el 5 en sus valoraciones, son extremos que se desechan. Hago lo mismo mecánicamente cuando escucho opiniones tajantes: que alguien deteste o adore la Navidad incondicionalmente no me aporta gran cosa. El resto de la gente simplemente trata de salir bien parada de este teatro en varios actos que se representa anualmente, donde cada cual interpreta su papel y todo resulta un poco tedioso. La familia es una agrupación social basada en el parentesco, una estructura pesada que no cambia con facilidad sino que tiende a solidificarse. Lo único que puede modificarse en una familia es la relación de cada uno con el fuego cruzado que le toca en el reparto, la manera de administrar el bulto que nos endosan por nacer aquí o allí. Y eso no se hace en Navidad, es un trabajo para el resto del año que, si todo va bien, nos permite llegar a estas fechas con cierta holgura, mirando con tranquilidad la función y limitándonos a pequeñas intervenciones que nos dejen el estomago en su sitio y la conciencia tranquila. Las auténticas relaciones, las familiares y todas las demás, se construyen sin tanta puesta en escena.